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#LaPeorMamá Perdí mi fin de semana por el futbol
Foto de Archivo

En algún momento de la vida, por decisión propia, #minispeedy entró al futbol. Ni siquiera recuerdo bien como sucedió. Hace unos días alguien le preguntó ¿por qué entraste al fut? ¿quién te inspiró? Él no supo que responder. Y eso me dejó pensando.

En realidad sucedió de forma natural, por llamarlo de alguna manera. Desde que supimos que iba a ser niño, mi suegro ya estaba planeando su entrada a “miniaturas”, así le llaman al equipo de niños pequeños en el club donde estamos. Y en efecto, cuando cumplió 3 lo metió al equipo, le compró su uniforme y lo llevó a entrenar. Solo fue una vez porque vivíamos en otra ciudad pero el sueño de mi suegro se cumplió, y por eso estoy muy agradecida.

Cuando entró a la escuela había clínica de futbol y le preguntamos si quería entrar y dijo que sí, y ahí empezamos con los entrenamientos. Como algunos de ustedes ya saben a él le encanta y, según yo, malo no es.

Ahora, después de varios lugares está entrenando con el equipo de la escuela, que la verdad este año anda un poco bajo de nivel, perdemos y perdemos, pero lo que no perdemos es el amor por el fut y las ganas de seguir jugando.

Un día nos dice el profesor que se llevaría a cabo una copa en Saltillo y bueno, entre una cosa y otra, idas y venidas y no tanta participación, se completó el equipo que sería categoría 2011-2012. #minispeedy es 2012, así que es de los pequeños.

Fueron 3 días de partidos y aunque en total fueron 4, fue un fin de semana intenso de ir y venir de Saltillo, que se encuentra mas o menos a una hora de Monterrey, que es donde vivimos.

Partido 1. Viernes 5:30 de la tarde. Allá va el padre de mis hijos con ellos a Saltillo porque esta mala madre confundiose con las fechas y agendó dos cosas para el mismo día. No podía faltar al compromiso que ya había hecho yo con mis alumnos así que me quedé y el hombre de la casa bueno y comprensivo como es fue al partido. Perdimos 4-2. Trágico, pero había esperanza, quedaban 3 partidos más.

Después del partido, el marido y los niños se quedaron muy felices a ver otros partidos y a comer tacos, así que llegaron dormidos a la casa y casi no se habló del tema.

Partido 2 y 3. Fueron el sábado a las 11 de la mañana y a las 5 de la tarde. A esos sí fui, fuimos todos.

El partido 2 lo perdimos. Salimos bastante cabizbajos pero ni modo, el equipo no se entendió muy bien y recibió 7 goles y apenas pudieron meter 2. 

Terminando el partido decidimos ir a perder tiempo pues teníamos 5 horas entre un partido y el siguiente. Fuimos a un restaurante con unos amigos y sus hijos así que juntamos buena banda, 4 adultos y 5 niños.

Nos sentamos a platicar y echar unas cervezas mientras los niños corrían en lo que el dueño del restaurante llama área de juegos; que no era mas que una casita con cosas de cocina, pero creativos como son los niños no pararon de jugar y correr en las 4 horas que ahí pasamos mas que para comer su pizza. Realmente perder 4 horas no es tan complicado, sobre todo cuando se la pasa uno bien.

Allá vamos al partido número 3. Sinceramente nuestras expectativas, me refiero a las de los papás, ya estaban por los suelos, pero obviamente a los chiquillos les dijimos que les iba a ir increíble. Y ¿qué creen? ¡Ganamos! ¡Sí, ganamos 5-0!

Aquellos estaban que no cabían de emoción y nosotros no lo podíamos creer. Es difícil ver perder a tus hijos y se siente bien gacho pero todo vale la pena cuando ves su carita en el momento que ganan. Festejaron y festejaron los goles, y salieron radiantes. Eso fue suficiente para querer ir al partido 4.

Quiero decirles que el partido 4 se jugó el domingo a las 9 de la mañana. ¿Verdad que eso es una mentada de madre? Y si no fuera suficiente el horario, la temperatura bajó de nuevo. El viernes y sábado estábamos a unos 25ºC, muy a gusto. Pues el domingo amaneció a 6, ¡sí, a 6ºC y lloviendo! Algunos, o todos los papás, teníamos la esperanza de que el juego se cancelara, pero no fue así.

Ese día el hombre de la casa también tenía partido de fut con su equipo así que él fue a hacer lo propio para ganarse su calificación a la siguiente ronda del torneo, mientras los monstruillos y yo nos fuimos a Saltillo a que se jugara el último partido de la copa. Por cierto el marido empató a ceros así que aún no están calificados, pero esa es otra historia.

Afortunadamente nos fuimos con unos amigos ese día, y digo afortunadamente porque la carretera estaba para llorar, una neblina que tocaba el piso. Lo bueno es que no manejé yo.

Llegamos a la sede del partido y en cuanto abrimos la puerta nos congelamos. Tapados con cuanta cosa teníamos nos sentamos a esperar a que empezara el partido, que por supuesto se retrasó. No les puedo yo decir el nivel de congelamiento que manejábamos y #minsipeedy preguntando si se podía quitar la sudadera para jugar. Yo lo único que pensaba era que quería mi cama calentita. Y #miniplausi no me la mentó porque creo que aún no sabe como, pero feliz no estaba.

Pues ahí van a la cancha con lluvia y frío, sí, como todos unos profesionales. El partido 4 lo perdimos también 6-1 y el gol fue un penal que jamás entendí por qué marcaron pero cuya anotación supo a gloria. Mínimo no nos fuimos sin nada. Claro todos pensábamos que además del gol nos íbamos a llevar una tremenda pulmonía pero no fue así, al parecer nadie se enfermó. ¡Win!

Quiero decirles que por varias situaciones que en este momento no viene al caso mencionar, dudé mucho en meter a mi hijo a esa copa. Hoy, me parece que la decisión de meterlo fue acertada pues nos llenó a todos de experiencias de todo tipo.

Estoy convencida de que el jugar algún deporte en equipo, sea cual sea, le da a los niños muchísimas herramientas para la vida, que nos ayuda a los papás a enseñarles cosas que solos son mucho más complicadas, por ejemplo, el trabajo en equipo. Es muy difícil que aprendan a trabajar en equipo si no están en un equipo. Bueno esa es mi forma de verlo.

Así que bueno, aunque mis planes sigan dependiendo por el resto de mi vida y aunque algunos fines de semana están perdidos por ello, si mis hijos siguen felices ahí, ahí seguirán. Y yo, pues yo cada vez me aprendo más porras que riman con el nombre de su escuela.

Gracias por leer.

#LaPeorMamá

P.D. La neta no me acuerdo bien de los marcadores, así que, querido equipo: si en algún marcador fallé no lo tomen personal, mi cerebro no guarda tantos datos.