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#LaPeorMamá Me andan cambiando
Foto de Archivo

Uno de los beneficios de regresar a vivir a la gran ciudad, o sea la Ciudad de México que para mí siempre será el DF; es que estamos cerca de la familia extendida. O sea mis papás, mi hermano, mi suegra, mis cuñados, mi cuñada y sus respectivas familias.

Cuando nos fuimos la última vez #minispeedy tenía año y medio y #miniplausi aún estaba en planes, así que prácticamente no sabían lo que era tener cerca a los abuelos, tíos y primos. Solo los veían en fechas especiales y vacaciones. No es lo mismo.

Después de unos 7 años volvimos a ser muéganos, sobre todo con mi familia, porque ya éramos desde antes. El señor de la casa suele ser un poco más desprendido (Te juro suegrita que no es mi culpa que no te hable).

El chiste es que ahora hay comidas en fin de semana en familia, o entre semana, celebraciones de cumpleaños, escapadas con el marido teniendo quien cuide a los chamacos, y muchas cosas más.

Recién habíamos llegado, mis papás comenzaron a invitar a los niños a quedarse a dormir con ellos si nos veíamos en fin de semana. En un inicio se quedaban los dos, y después #minsipeedy prefirió quedarse con nosotros, creo que prefiere su cama que la de los abuelos.

Casi todos los fines de semana la chamaca se quedaba a dormir con los abuelos, a menos que hubiera un plan más atractivo con nosotros, cosa que casi no sucedía, ¿qué puede ser más atractivo a que tus abuelos te consientan, te pongan pelis, te hagan palomitas y hot cakes?

De pronto llegaron las vacaciones y aquella dijo:

-Me puedo ir todas las vacaciones con los abuelos a dormir. Ya no hay clases.

-Bueno, creo que puedes irte más días, pero todas las vacaciones igual y es mucho.

Y siguió yendo el fin de semana porque ir al club entre semana le gusta bastante. Así que va y viene entre una casa y otra. Pero esta semana sí le valió. El domingo vimos a mis papás y me avisó que se iba a ir a dormir con ellos.

-Corazón, ni ropa traes.

-No importa, en casa de los abuelos tengo pijama y ropa que me compró el abuelo la otra vez.

-Ok, paso entonces mañana por ti.

-No, mejor pasa el martes.

Mis papás más que fascinados con la idea, se llevaron a la chamaca. Y dejen les digo que si yo no marco para saludar, ni quién se acuerde de mí.

El martes, invito a comer a mis papás y traen a la niña a la casa. Iban entrando y me sale con que si se puede ir otra vez con ellos.

-Oye, pero acabas de llegar. ¿Qué no me extrañas?

Error garrafal. Nunca le pregunten a sus hijos si no los extrañan porque para pronto la respuesta fue:

-Pues no mucho. La verdad casi ni me acordé de ti.

Corazón roto. (Escúchese vidrio rompiéndose en pedacitos milimétricos). Casi que me pongo a llorar, pero me aguanté; así como también aguanté las enormes ganas de aplicarle el chantaje más grande del mundo.

-Bueno y se puede saber ¿cuándo vas a regresar?

-Pues la próxima semana.

Mis papás y mi marido veían divertidísimos la escena.

-No puedes quedarte hasta la próxima semana porque vamos a Cuautla.

-Bueno, entonces me regreso antes.

Tres minutos después bajó corriendo para avisarme que ya había puesto su maleta para Cuautla para que la dejara ir con los abuelos. Esa, esa fue idea de mi papá.

Así que tal cual llegó, se fue de nuevo con los abuelos un día más y ya advirtió que llegando de viaje se va de nuevo y no sabe hasta cuándo.

En definitiva los abuelos son más chidos que los papás.

Así que vengo a aceptar que estoy celosa, no puedo evitarlo, mi niña, tan apegada a mí prefiere a mis papás. Pero tengo que aceptar que yo también prefería a mis abuelos y me encanta ver la conexión que esa niña tiene con los suyos.

Gracias por leer

#LaPeorMamá