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#LaPeorMamá La visita al abuelo
Foto de Archivo

Ahora que estamos en la Gran Ciudad de visita, sí, mi hermoso DF o CDMX o como carambas le vayan a poner ahora, decidimos ir a la Catedral Metropolitana a visitar a mi suegro. No, no trabaja ahí, para los que no saben, mi suegro murió hace casi dos años y en Catedral están sus cenizas. ¿Verdad que suena a que fue alguien super importante? O sea, sus cenizas están en la Catedral.

¡Por supuesto que fue alguien mega importante! Es el papá de mi marido, mis cuñados y cuñada, esposo de mi suegrita chula y abuelo de mis hijos y sobrinos. El tipo más chido que jamás haya conocido, el del más grande corazón.

Ya basta, no quiero llorar más de lo que ya estoy llorando. Yo vine a contarles de este encuentro y un poquito más.

Pues sí, resulta ser que dijimos “vayamos a la Catedral a visitar a Fermín. Vámonos en metro, es lo más fácil”. Y pues allá vamos el señor marido, una servidora y los dos chamacos. Dejamos el vehículo automotor en casa de la suegrita y caminamos al metro. Desde ahí mi cabeza a mil por hora: [A ver a que hora alguien me los quiere quitar. No manches ese señor se ve sospechoso. Que bárbara, en qué momento se me ocurrió llevármelos en metro. Cálmate Claudia María, no eres la primera que sube a sus chamacos al metro, no va a pasar nada].

Todo eso pensé en las 10 cuadras que caminé de casa de mi suegra al metro; por supuesto, el marido iba caminando como si nada, bien feliz y yo sufriendo. Total, llegamos al metro y nos subimos; hasta eso, estaba tranquilo y hasta sentados nos tocó. Cállense cuando nos bajamos en el Zócalo, hagan de cuenta que todo el metro se bajó ahí o al menos eso sentí yo. Por supuesto que llevaba mil años de no subirme al metro, y además debo confesar que jamás fui una usuaria activa y no por no querer, les juro que por casa de mis papás no hay metro, pero esa es otra historia. Nos bajamos en el Zócalo y, después de algunos empujones para salir, logramos llegar a la entrada de la Catedral. La vista que uno tiene al salir de la estación del metro me parece completamente espectacular, no deja de maravillarme lo hermoso que es el primer cuadro de la Ciudad.

Caminamos un poco y entramos por un ladito. Yo iba siguiendo la carreta, o sea al marido, porque ya no me acordaba por donde se entraba. La última vez que fui a las criptas fue cuando depositamos los restos del abuelo del marido hace 12 años, porque cuando llevaron a mi suegro no pude asistir por estar en Regiolandia. Yo me acordaba que era un lugar muy frío y según mi vago recuerdo súper oscuro. Pues después de registrarnos entramos y mi sorpresa fue que está igual o más iluminado que la parte de arriba de la Catedral, creo que remodelaron la parte de la iluminación.

Ahí vamos contando pasillos hasta que lo encontramos. Cabe mencionar que #minispeedy ya había ido con su abuela a visitar al abuelo, así que él ya sabía perfecto que esperar. Para #miniplausi fue diferente.

Le dijimos que íbamos a ir a ver a Fermín.

  • ¿El que está en el cielo?
  • Si, a tu abuelo.

Cuando estábamos por entrar las criptas le dije:

  • Nena, no vas a ver a Fermín como lo ves en la foto. Vamos a ver un lugar en donde está su cuerpo.

Cara de contrariedad y poco entendimiento.

  • Pero se fue al cielo ¿no?
  • Bueno, sí, cuando se murió su alma se fue al cielo con Dios pero su cuerpo se quedó y lo dejamos en este lugar que vamos a ver.

Más cara de what. Pero bien decidida entró para ver a su abuelo.

Cuando llegamos frente al cuadrito le digo yo donde está mi suegro amado le dije a #miniplausi.

  • Mira ahí está Fermín.
  • ¿Ahí lo guardamos?
  • Si.

Permanecimos unos minutos ahí, rezamos juntos. Obviamente el marido se veía triste y #miniplausi observando me dice:

  • ¿Mi papá está triste porque su papá se murió?
  • Si mi vida, a todos nos pone tristes que Fermín se haya muerto.
  • Yo no quiero que mi papá se muera.
  • Bueno mi amor, algún día, esperemos muy lejano, eso sucederá. Pero no te preocupes por eso.

Después, aprovechando la vuelta , fuimos a ver de una vez al abuelo del marido. En ese nicho está también la prima de mi marido que murió siendo un bebé. #minispeedy que ya sabe leer (ay sí, aprovecha todos los momentos para presumir) preguntó quien era la del nombre y el señor del hogar le contó:

  • Era mi prima, se murió muy chiquita.

De pronto veo a #miniplausi con cara de tristeza y me pregunta.

  • Mami, ¿yo me puedo morir?
  • Bueno amor, todos nos podemos morir. Pero podemos rezar para pedirle a Dios que nos de muchos años de vida todos.

Y así lo hicimos.

De salida pasamos de nuevo frente al nicho de mi suegro y todos, a forma de despedida pusimos nuestra mano junto a su nombre y en silencio dijimos algunas palabras, no puedo decirles lo que sentí cuando mi chiquilla puso sus manitas y en silencio algo que solo ella sabe le dijo a su abuelo.

Salimos de las criptas y nos sentamos un momento en las bancas de la Catedral y de pronto, sin más #miniplausi llorando con un sentimiento impresionante.

  • ¿Porqué lloras?
  • Extraño a Fermín.

Cabe mencionar que ella iba a cumplir 2 cuando su abuelo falleció, realmente no lo recuerda del todo pero creo que el ir a visitarlo realmente le movió su corazoncito.

Después de platicar un ratito con ella y tranquilizarla, salimos de ahí bajo la amenaza de ambos niños al ver iniciar la misa de:

  • No nos vamos a quedar a misa ¿verdad?

Pues decidimos caminar por Madero hasta Bellas Artes para subirnos allá al metro. Según yo eran un par de cuadras. Ajá sí, cómo no. ¡Son como 15! Y estaba aquello llenísimo. Mil gente y estos piojos no se ven, nadie voltea para abajo a ver si no se lleva de corbata a un niño, así que yo con mi estrés de nuevo de que me los iban a robar, pero ellos bien felices caminando y viendo a cuanto personaje se encontraban.

Algunos personajes disfrazados, otros cuantos que así se visten diario; sin ofender a nadie, pero ellos no están acostumbrados a ver a un señor tatuado por todos lados, con expansiones (o como se llamen) en las orejas que les hacen un hoyo gigante por donde puedes pasar un vaso.

Ah, pero que tal cuando vimos al Grinch, hasta 20 pesos tuve que pagar por la foto, eso sí:

  • Puede tomar las fotos que quiera por los $20 güerita.

Y sí, les tome como 20, pero como 3 salieron bien, en fin.

Por fin llegamos a Bellas Artes, sitio al que entramos y salimos en medio minuto porque igual estaba llenísimo. Qué bueno que tanta gente lo visite, pero en ese momento yo me engenté.

Llegamos por fin al metro y emprendimos el camino de regreso muy sentados de nuevo viendo como pasaba el que vende dulces, soportes para celular y CDs. ¿Quién tiene todavía CDs?

Gracias por leer.