Elecciones 2024
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#LaPeorMamá La futbolista
Foto de Archivo

Un día, como no queriendo la cosa y aprovechando la influencia que uno puede tener sobre sus hijos, le dije a #miniplausi

  • ¿No te gustaría entrar a fut con tu hermano?

La pregunta quedó en el aire sin respuesta pero dando vueltas en su cabecita.

El ciclo escolar pasado estuvo en clases de Ballet y Jazz y, cómo decirlo, no fue tan feliz. Ama bailar y cantar y brincotear pero realmente se notaba que las clases no las disfrutaba tanto, o ya no sé si por algunas situaciones yo ya estoy un poco sesgada en mis impresiones.

Un buen día dice la chamaca:

  • Mami ¿verdad que yo voy a entrar a fut con mi hermano?
  • Claro mi amor, si tu quieres entrar a fut claro que puedes entrar.

El hermano mayor opinó, obviamente:

  • Tienes que entrenar mucho para ser buena, pero yo te voy a ayudar (madre derretida de amor en ese instante).

Así pasamos todas las vacaciones, ella ni jugaba ni nada, solo decía que iba a entrar a futbol. Se me hace que tengo que poner un lugar de terapias o algo porque le metí hasta lo más profundo de su ser que iba a ir a fut; imagínense lo que podría hacer con alguien que quiere dejar de fumar… ya me estoy desviando.

El día que fuimos al colegio a dejar libros pasamos a inscribir a los niños a lo que en su escuela llaman clínicas, así que volví a preguntar:

  • Nena, ¿vas a entrar a fut?
  • Sí mami.

El profesor feliz de que entrara. Así que la inscribí a la semana de prueba. De pronto #miniplausi voltea y ve a su miss de baile y dice:

  • Mejor baile

¡Chinches! ya la había inscrito al fut. Ví todo mi sueño desmoronado. Y no, no crean que sueño con que mi hija sea futbolista, más bien me conviene que los dos vayan a la misma clase en el mismo horario. Sí, así soy de egoísta. Total, hablé con ella y le pedí que fuera a la semana de prueba, si no le gustaba no la iba a meter a fuerza.

El lunes que entraron a la escuela le puse en la mochila un uniforme de #minispeedy de México que le regaló cuando fue el Mundial porque ya no le quedaba y bueno, era la más emocionada. Llegué a la hora del entrenamiento para ver como le iba. Cuando me vió hubo intento de llanto pero el entrenador corrió por ella y la distrajo, así que se aventó todo el entrenamiento en el rayo del sol a los casi 40 grados que había ese día y cuando salió me dijo:

  • Mami ¡me encanta el futbol!

Mi corazón brincó de felicidad pero me dije a mí misma: Ni te emociones que capaz que mañana ya no le gusta.

Así transcurrió toda la semana de prueba; ella súper feliz y más que consentida porque era la única niña y la más pequeña de edad, así que los entrenadores la ayudaban a hacer muchos de los ejercicios y allá iba la chamaca chiflada de la mano del profesor y si estaba solita se quedaba paradita junto a su balón y subía la mano como si un príncipe se la fuera a besar hasta que llegaba el entrenador a darle la mano y a auxiliarla. Neta, ¡canija chamaca!

Terminó la semana de prueba y le pregunté con mucho miedo:

  • Entonces ¿vas a querer seguir en fut o te meto a baile?
  • ¡En fut!

¡Bendito! mi alma descansó. Claro que si hubiera querido el baile pues se regresaba, pero me cayó súper que si quisiera el fut.

Esta semana que está corriendo han ido más niños y un poco la dejaron de pelar los maestros pero ella sigue feliz. Rescaté los uniformes  y tacos de #minispeedy de la caja de donaciones y se los di y ella encantada porque ya tiene muchos uniformes de fut. Ya hay otra niña en los entrenamientos, que por cierto entró porque ella le dijo, y otro niño de su edad, así que con más ganas va.

Noté que no solo se quedaba parada porque quería ayuda, aunque un poco sí quería consentimiento, sino porque hay ejercicios en los que dan demasiadas instrucciones y ella aún no puede seguir instrucciones tan elaboradas; pero una vez que ve a algún compañero hacerlo, se arranca corriendo con su balón siguiéndolo. Además de los entrenadores también están los amigos del hermano que están asombradísimos de que una niña vaya a fut, así que también le ayudan un chorro. Total, está más que consentida y feliz.

Yo no sé si dure todo el ciclo escolar ahí, pero les juro que, aunque la metí un mucho porque a mí me convenía por los horarios, la veo mucho más feliz que cuando estaba en baile. Así que ahora tengo dos futbolistas en casa. Además ahora juegan juntos fut en la casa y eso es un plus mucho mayor porque tienen algo más en común.

No me dejen de hablar porque capaz que luego mis hijos son famosos y algo van a querer…

Gracias por leer.