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#LaPeorMamá. La escuela no es una democracia
Foto de Archivo

Última semana de clases antes de salir de vacaciones de Navidad. Por fin. Todos estamos ya desesperados. Niños, maestros, mamás; todos. Por fin ya va a llegar el día de cerrar computadoras, guardar libros y disfrutar de la no rutina.

Por ahí del miércoles me dice #minsipeedy

-Voy a extrañar a la maestra de inglés.

-Bueno amor, solo son 3 semanas de vacaciones.

-No ma. Ya no me va a dar clases.

¿Cómo? ¿Y eso? ¿Ella les dijo?

Sí. Nos contó que ahora estará en la coordinación de inglés en un nuevo proyecto.

Órale. Y tú ¿qué piensas de eso?

Pues que padre por ella. Es un trabajo nuevo. Mejor.

Me da gusto que te alegres por ella. Y ¿quién va a ser tu nueva maestra?

No sé. Me dijo la maestra que regresando de vacaciones nos la presentan.

Me sentí tranquila pues mi hijo entendió que el crecimiento de otra persona es importante, aún y cuando represente un “hasta luego”. Claro, hemos tenido varias experiencias que se lo han mostrado.

Sinceramente no le di demasiada importancia. Y no porque no la tenga, pero pensé que si la escuela había tomado la decisión de cambiar a la maestra, sus razones tendrían y que sería lo mejor tanto para ella como para los niños.

El viernes, el colegio envió una circular para avisar a los padres de familia sobre esto. Vi la circular y agradecí que nos informaran formalmente sobre el cambio. No pensé demasiado.

Al poco rato, alguna mamá en el chat de la generación reenvió la circular y ¡Zaz! Que empieza la locura.

Tengo que ser sincera. El chat es bastante tranquilo. Hay días que hasta semanas que pareciera que ese chat no existe. Y si ustedes son padres de familia, me darán la razón en decir que es rarísimo que un chat de mamás esté tranquilo.

Pues hagan de cuenta que juntaron todo lo que llevamos del ciclo escolar en una sola tarde.

Los comentarios empezaron con:

¿Por qué cambian a una maestra a mitad del ciclo escolar? Van a hacer que nuestros hijos pierdan lo que ya llevan de camino.

Y yo pensaba, bueno los cambios son difíciles, pero de ahí a que pierdan lo aprendido, se me hace exagerado. No dije nada.

Después vino también un:

No puede ser que no nos hayan preguntado nuestra opinión. Deberían haber hecho una reunión para ver que opinábamos. No pueden hacer esos cambios así nada más. Vivimos en una democracia.

Bueno, en realidad, la escuela puede hacer los cambios que quiera. No es como que votemos por los directores y maestros. Su trabajo es buscar lo mejor para los niños y sus maestras. Por algo deben haberlo hecho. No es nuestro trabajo tomar esas decisiones. Tampoco dije nada.

Y de pronto un:

La están moviendo porque hubo mamás que hablaron a la escuela para quejarse de ella, aún y cuando es una excelente maestra, solo porque no habla tan bien inglés. Además la bajaron de puesto. Pobre maestra.

Ahí si me dio no sé que. Me prendieron la mecha y entonces si pregunté si sabían de fuente confiable esa información, que me parecía muy fuerte hacer esas aseveraciones. Primero porque la verdad es que no es tan sencillo que una escuela tome ese tipo de decisiones basado en lo que los papás opinan del trabajo de la maestra y segundo porque a mí me parece que pasar de maestra a coordinadora es un ascenso.

Los dimes y diretes se pusieron a la orden del día.

Yo ya hablé a la escuela.

A mí me dijeron.

A mí me contaron.

Esto no puede ser. Hablen todas a quejarse. Nos tienen que tomar en cuenta. – Asumiendo por supuesto que todas opinábamos igual.

Me acordé cuando estaba en la prepa y hacíamos huelgas porque no nos parecía algo de algún maestro o incluso los precios de la cafetería. Juré que nos iban a convocar a hacer plantón afuera de la escuela.

Por ahí alguna mamá que me pareció bastante sensata comentó que en ninguna empresa le preguntaban a los empleados si podían ascender a su compañero o nadie le quitaba una promoción a un empleado solo porque los demás no estuvieran muy de acuerdo. A fin de cuentas una escuela también es una empresa.

La discusión subió de tono y entre las mamás ya se andaban dando con el sartén.

Alguien habló directamente con la dirección y le dijeron que era un cambio que ya venían planeando desde hace tiempo y por cuestiones de pandemia y de la propia maestra no se habían cerrado.

Algunas se quedaron tranquilas, otras no creyeron nada.

Todo se acabó cuando una mamá envió un mensaje de Feliz Navidad, nos vemos el siguiente ciclo escolar.

Que fácil nos parece juzgar a una institución. Que fácil nos salen las palabras aún sin contar con todos los hechos. Que poca fe tenemos en la escuela que elegimos para nuestros hijos, por las razones que hayan sido.

Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, incluidas las escuelas y este último año nos lo han demostrado hasta de sobra y aun así no nos es suficiente.

No les cuento esto para juzgar a las mamás. Cada quien es libre de pensar y opinar lo que quiera pues todos reaccionamos desde nuestras propias experiencias.

Lo que sí me duele es que sigamos enseñándole a nuestros hijos que solo lo que nosotros pensamos es lo correcto. Que nadie hace las cosas mejor que nosotros y que los demás están equivocados.

¿Cuándo entonces nuestros hijos actuarán “bien”? ¿Cuándo actúen como yo quiero?

Somos parte de instituciones, somos parte de núcleos sociales y es importante mostrarles a nuestros hijos la tolerancia y el respeto ante ellos.

En fin. Ya les contaré de la nueva maestra.

Que pasen una linda Navidad.

Gracias por leer

#LaPeorMamá