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#LaPeorMamá La amenaza de Santa
Foto de Archivo

¿Cuántos? En serio ¿cuántos como yo amenazaron a sus hijos con que Santa les iba a traer carbón o en su defecto nada o popo de reno? Quien no amenazó a sus hijos no es un buen padre jaja.

Pues yo sí amenacé, en repetidas ocasiones. Y no solo amenacé, sino que usé a los duendes de Santa para enviarle carbón a #miniplausi porque sus berrinches ya me tenían muy harta. El duende trajo carbón y una carta que decía que Santa estaba triste por sus berrinches y que si no los dejaba de hacer sus juguetes serían para alguien más y a ella le traerían más carbón. Y no, no iba a servir para carne asada porque iba a ser carbón mojado.

Cuando vio todo el asunto fingió demencia, por un momento pensé que no había entendido pero yo me encargué de explicarle que era lo que iba a suceder. Y entonces sí dijo:

  • Ya no voy a hacer berrinches porque quiero mis juguetes.

Pues apliqué una metodología que usan en su salón de papelitos felices para cuando se porta bien, en su caso cuando no hace berrinches. Un papelito feliz le da derecho a usar su iPad. Además, apliqué también los papelitos tristes para cuando hace berrinches y esos le quitan el derecho de usar iPad durante todo el día siguiente. Además si juntaba 5 papelitos tristes sus regalos de Santa eran para alguien más.

¡Santo remedio!

El primer día fue papelito triste porque se aventó un berrinche terrible porque la saqué de una tienda donde tenían cosas, al parecer, padrísimas. Pero después de eso, puro papelito feliz y por consecuencia una mamá muy feliz. Nos aventamos diez, sí, diez días sin berrinches. Incluidos dos días de 5 horas de carretera cada uno. Todo un logro.

Bendito Dios, porque de verdad no sé si hubiera tenido el corazón para no darle los juguetes de Santa. Y si hay quien tuvo que hacerlo, toda mi admiración para ustedes.

Pues Santa llegó. Trajo casi todo lo que había pedido. El descubrimiento de los regalos fue padrísimo, súper emocionada. Creo que realmente fue el primer año que disfrutó la llegada de Santa.

Gritó de la alegría, brincó, jugó. Todo perfecto. Pero, pero… la magia se terminó.

Fuimos a una comida y cuando decidimos irnos ella decidió que no se quería ir.

  • Ya vámonos. Ya es hora.
  • No quiero.
  • Mira, el abuelo ya se va. (Eso siempre funciona)
  • ¡No! No quiero irme. Yo me quiero quedar.

Y la perdimos en un gran berrinche. Se tiró al piso, gritó, lloró y la racha de los papelitos felices se acabó.

Al otro día, cuando despertó solita dijo:

  • Me tocó papelito triste ¿verdad?

¿Qué hace uno? Ya tiene medido el asunto. Llegaron los juguetes y todo se fue a la goma.

Hasta #minispeedy dijo que su hermana había logrado convencer a Santa de no traerle carbón.

Todo por servir se acaba… pero aún tengo a los Reyes Magos. Ya después del 6 de enero me inventaré otra cosa.

A ustedes ¿qué les trajo Santa?

Gracias por leer.