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#LaPeorMamá. Hablemos de bullying
Foto de Archivo

Bullying o acoso escolar. Cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre estudiantes de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado, tanto en el aula como fuera de ella, puede ser a través de las redes sociales.

El bullying o acoso no es algo nuevo. Ya existía cuando yo iba a la escuela, también cuando mis papás iban a la escuela. No se acaba de inventar. Simplemente, aparentemente, ahora estamos más pendientes de ello o al menos eso queremos creer.

Acabo de leer un libro que me dejó el corazón apachurrado, hace mucho que no lloraba así con un libro: Invisible de Eloy Moreno.

En él se narra la historia de “un chico que por fin tiene una razón capaz de explicar la parte oscura del ser humano: es invisible”. (Invisible. Eloy Moreno)

“Nadie le ve, nadie le mira tampoco, nadie se da cuenta de que hay una vida que se va difuminando lentamente”. (Invisible. Eloy Moreno)

Y sobre todo, habla de los monstruos que lo vuelven invisible, aquellos que lo acosan y de los otros monstruos que van apareciendo en el camino porque “para ser un monstruo no es necesario hacer algo especial, a veces basta con no hacer absolutamente nada”. (Invisible. Eloy Moreno) Aquellos que ven lo qué pasa pero hacen como que no ven, que sin acosar se convierten en cómplices del acoso.

Y claro, ellos lo que buscan es protegerse pues no saben “dónde está el límite entre ayudar y ponerse uno mismo en peligro”. (Invisible. Eloy Moreno)

A través de las páginas del libro nos enteramos del acoso que sufre el protagonista, de los silencios de sus compañeros, maestros y hasta sus mejores amigos, de la forma en que sus padres, al vivir dentro de una rutina, no se detienen a verlo y darse cuenta de lo que está sucediendo, de lo que ha sufrido el personaje que lo acosa constantemente porque en su casa las cosas son muy duras (aunque claro, eso no justifica nada de lo que hace pero sí nos hace entender de dónde viene), del amor incondicional de la hermana del protagonista que de una u otra forma lo salva y de una maestra que al haber sido víctima de acoso se da cuenta de las señales y a pesar de que nadie la apoya lucha por ayudar a su alumno.

Quizá hay dos o tres spoilers pero créanme cuando les digo que nada de lo que acabo de mencionar en el párrafo anterior se compara con la narración del libro.

Después de cerrar el libro, lo único que pude hacer fue abrazar muy fuerte a mis hijos mientras lloraba. Ninguno de los dos entendía por qué su mamá lloraba después de terminar de leer un libro.

– Me impactó mucho, les dije. Quiero que sepan que me pueden decir lo que sea. Que no
importa nada, yo les voy a creer.

– Sí, ma. Ya nos has dicho. – Me contestó mi hijo.

Por mi cabeza pasaron miles de cosas.

Lo que sufren los niños y niñas acosados, que no sienten la confianza suficiente con nadie para poder contarles lo que les está sucediendo. Que se preguntan una y otra vez ¿por qué nadie les ayuda o los defiende? Que sufren en silencio la agresión y la indiferencia.

Lo que tienen en el corazón los acosadores. Niños y niñas que encuentran en la agresión la única forma de expresar su enojo, miedo y falta de amor, porque “incluso los villanos necesitan de vez en cuando un abrazo”. (Invisible. Eloy Moreno)

Que encuentran en sus bromas pesadas, faltas de respeto y agresiones el “aplauso” y la “admiración”, según ellos, de sus compañeros con lo cual llenar sus vacíos.

La gran culpa que deben sentir los padres de los acosados al darse cuenta del daño que han sufrido sus hijos y del cual no se dieron cuenta quizá hasta que fue demasiado tarde.

Lo ensimismados que pueden estar los padres pretendiendo darles “todo” a sus hijos sin darse cuenta que lo único que piden a gritos es amor y atención para evitar pedirla en otro lugar con los peores comportamientos.

Y mucho, mucho, pensé en todos los que alguna vez hemos sido, somos o son testigos y cómplices silenciosos de una situación de acoso. La culpa y el miedo que se conjuntan. Esa necesidad de supervivencia, esa terrible forma de pensar: “MIENTRAS NO ME TOQUE A MÍ, ESO NO ES PROBLEMA MÍO” (Invisible. Eloy Moreno)

– Por favor necesito que me prometan que si un día alguien los molesta o les hace algo que no debe me lo van a decir, pero también si ven que están molestando a alguien más, también me lo van a decir. – Les pedí sin poder parar de llorar.

– Tenemos que ser empáticos, tenemos que ayudar a los que están pasando por una situación como esa. Por favor no se vayan a quedar callados. Recuerden que “No se necesita tener rayos X en los ojos para ver que algo no está bien”. (Superman)

Y me lo prometieron. Creo que más por ya no verme llorar que por otra cosa.

Hoy puedo decirles que haber leído el libro me hizo mucho más consciente, y eso me hace sentir muy feliz. Ya quedé con mis hijos de leerlo juntos porque estoy convencida de que TODOS deben leer Invisible de Eloy Moreno.

Gracias por leer
#LaPeorMamá