Minuto a Minuto

Entretenimiento Guillermo del Toro solicita en Canadá salvar a una histórica sala de cine
El director mexicano Guillermo del Toro pidió a la ciudad de Toronto, en Canadá, salvar una histórica sala de cine independiente
Nacional Por “Beryl”, cancelan 50 vuelos en Cancún; Aeropuerto de Tulum suspenderá operaciones hoy
El Gobierno federal prevé que el huracán "Beryl" toque tierra como huracán categoría 1 en Quintana Roo la madrugada del viernes 5 de julio
Nacional Más de 250 priistas exigen la renuncia de Alejandro Moreno de la dirigencia nacional
En un pronunciamiento, expresidentes del PRI, exgobernadores y militantes se lanzaron contra el dirigente nacional Alejandro Moreno
Nacional Semar y FGR aseguran en Culiacán precursores químicos; hay 9 detenidos
En un operativo conjunto, la Semar y FGR cumplimentaron ocho cateos en los que se aseguraron drogas y precursores químicos, así como a 9 personas
Ciencia y Tecnología En vacaciones, cuidado con el Wi-Fi gratuito
¿Cómo aprovechar las redes Wi-Fi públicas sin correr riesgos? checa estos consejos de los expertos de Kaspersky
#LaPeorMamá. ¿Cómo les enseño a pedir perdón?
Foto de Archivo

Una escena común en cualquier lugar donde hay 2 o más mamás y 2 o más niños:

Llega Luisito con su mamá. – ¡Mamá! Pablito me pegó.
En automático la mamá de Pablito, muerta de vergüenza, corre por él y le pregunta – ¿por qué le
pegaste a Luisito?
– Es que me quitó mi carrito.
– No se debe de pegar. Pídele perdón, le dolió.
– No quiero.
– Le pegaste, lo lastimaste. Pídele perdón.

Mientras tanto la mamá de Luisito, mientras lo soba le dice que no debe arrebatar las cosas.
Después de unos minutos de discusión Pablito se acerca a Luisito y con los dientes apretados y mirando para el otro lado le dice: – Perdón.
¿Ustedes sienten esa disculpa sincera? Luisito tampoco.

Si ustedes tienen hijos seguramente han presenciado o vivido este tipo de situaciones y probablemente también hayan obligado a sus hijos, como alguna vez lo hice yo, a pedir disculpas. Una disculpa que no nace más que del miedo a que mamá me regañe, que no viene de donde debe venir una disculpa. De la empatía y el arrepentimiento. De pensar “creo que me equivoqué”.

Muchas veces mis alumnos (papás o mamás) me preguntan cómo hacer para que sus hijos pidan disculpas. Y como a mí me encanta dar consejos les paso al costo lo que les digo:
Los niños solo aprenden a pedir disculpas cuando las reciben sinceramente. Somos su ejemplo.

Somos padres y nos enseñaron, desde mi punto de vista de forma errónea, que somos perfectos ante los ojos de nuestros hijos; que nunca debemos pedirles disculpas.

Somos humanos. Nos equivocamos. Y con nuestros hijos mucho más, porque nadie nos enseñó a ser papás.

Si cometemos un error y hacemos como que no pasó, ¿qué creen que van a hacer nuestros hijos cuando se equivoquen?

En cambio, si cuando nos equivocamos nos acercamos y de forma sincera aceptamos nuestro error y pedimos disculpa por el mismo, nuestros hijos aprenderán a hacer lo mismo.

Equivocarse y pedir perdón no es señal de debilidad, al contrario, es una muestra de responsabilidad, yo me hago responsable de mis actos y decisiones y cuando me equivoco pido una disculpa.

Ejemplos se me ocurren muchísimos pero vámonos con uno parecido al ejemplo de Luisito y Pablito.

Supongamos que mi hijo está jugando con una pelota dentro de la casa, lo cual sabe que no debería de hacer y rompe una lámpara. Mi reacción es gritarle a todo pulmón: – ¿Cuántas veces te he dicho que no juegues con las pelotas dentro de la casa? ¿Qué no entiendes? Ve nada más lo que hiciste.

Tengo razón de estar enojada porque no siguió las reglas pero no tengo por qué herir de esa forma sus sentimientos. Él, por supuesto, se pone a llorar descontrolado.

Al rato, ya que estoy un poco más tranquila, pienso que igual y grité mucho. La mayoría de las veces tendemos a ya no decir nada cuando en realidad lo que yo debería hacer es acercarme y decirle: – Discúlpame, no debí haberte gritado así. Estaba (o estoy) muy enojada porque no seguiste las reglas y rompiste la lámpara.

Muy probablemente la respuesta que recibiré será un sincero: – Perdón mamá, no quería romper tu lámpara.

Sé que no es fácil romper con nuestras ideas pero de pronto estos pequeños cambios llevan a grandes cambios.

Espero les sirva.

Gracias por leer
#LaPeorMamá