Lupercalia

Con alarde grosero de millones de dólares en venta de cosas, flores y cenas románticas para quienes pueden hacerlo, aparece en el almanaque el día de San Valentín cada 14 de febrero, cabe denotar que de San ya no tiene nada.

De orígenes variados, a mi me gusta pensar que coincide con el momento del año en que los pájaros empiezan a emparejarse.

Interesante escudriñar hasta dar con datos que pueden agregar un poco de sustancia, a una fiesta que ha cruzado siglos de nuestra historia, pero basta seguir su trazo para verla sufrir una metamorfosis que deja perplejo a cualquiera.

La Lupercalia, se celebraba entre el 13 y el 15 de febrero de cada año en la Roma antigua. Los hombres jóvenes de buenas familias sacrificaban una cabra en la cueva en la que, según se contaba, habia vivido la loba que había amamantado a Rómulo y Remofundadores de Roma. Cubiertos con la sangre de este animal, corrían por las calles para azotar a las mujeres con tiras de piel con la creencia qué de este modo, serían fértiles y podrían quedarse embarazadas.

Mientras en otros lugares los jóvenes sorteaban el nombre de quien sería su pareja por el resto del año. Estas fiestas paganas terminaron fusionándose con la necesidad imperiosa de ir erradicando las creencias que no eran muy útiles para el imperio y entonces se tejió por “casualidad” o por alguna otra razón, una historia que tocaba la época de Claudio II, emperador romano en algún momento del siglo III.

Pues resulta que este decide prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes. Una buena estrategia para que los hombres que no tenían familia, fueran mejores soldados. Así les quitaba las ataduras y responsabilidades que eran un problema.

Aquí es donde aparece el personaje de cuento llamado, Valentín se decía que fue un médico romano que se convirtió en sacerdote y llegó a ser muy popular. Este no estaba de acuerdo con lo estipulado por el emperador así que el decreto se lo pasó por el arco del triunfo al parecerle injusto. Así que se dedicó a celebrar en secreto matrimonios para parejas que estaban enamoradas.

Su acción fue mal vista y llegó a oídos del emperador, pero como Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, no era fácil sacárselo de encima así que lo llamó a palacio. Las persuasiones comenzaron amablemente pero el sacerdote aprovechó el momento para hacer proselitismo y así cavó su tumba.

Dando orden de que lo encarcelasen, el emperador respiró. Se cuenta que el oficial Asterius, encargado de hacerlo, quiso poner a Valentín en evidencia y ridiculizarlo, por lo que le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Y el milagro sucedió; consiguió que la joven volviera a ver.

Esta hazaña llevó a Asterius y a su familia a convertirse al cristianismo. Pese a su proeza, Valentín siguió preso y el emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaron y ejecutarán, decapitándolo el 14 de febrero del año 270, por lo que se le considera uno de los tres mártires ejecutados en tiempos del Imperio Romano.

Tras la muerte de Valentín, Julia, en un gesto de agradecimiento con él, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba y se dice que es por eso que el almendro es símbolo de amor y amistad duraderos.

224 años después papa Gelasio I para erradicar las lupercales,

designó el 14 de febrero de 494 el primer día oficial de San Valentín. De ahí la festividad fue incluida en el calendario litúrgico tradicional y fue celebrada por la Iglesia católica en los siguientes 15 siglos.

“Ya estoy cansado del amor, mi muy gentil Valentín. Para mí naciste muy tarde. Y yo, para ti, nací demasiado pronto.” Escribe con letra hermosa, la primera carta de amor en 1415, de la que se tenga constancia.

Escrita a inicios del S. XV. a Bonne de Armagnac por el Duque de Orleans, preso por veinticinco años. Por esa época Francia e Inglaterra se enfrentaban en la Guerra de los 100 años, conflicto en el que fue apresado. Durante ese tiempo redactó varias epístolas a su amada.

Guardada en los archivos de la Biblioteca Británica de Londres hoy es testimonio de que, en estas líneas, Carlos de Orleans se refiere a su amada como “mi San Valentín”, expresión que desde entonces empezó a usarse para denominar a la persona querida.

En 1969, bajo el pontificado de Pablo VI y después del Concilio Vaticano II, San Valentín fue eliminado del calendario por no tener ningún fundamento histórico y estar sustentado en una leyenda. Pero la festividad ya estaba más que arraigada.

Me sigo quedando con la idea de que, con tanto revoltijo, la naturaleza es para mí un marco de referencia que me invade de regocijo y al ver a los primeros polluelos, una sonrisa se dibuja en mi rostro. No me molestan las celebraciones, por el contrario, me fascinan, pero les quitaría el símbolo del dinero que llevan muchas por delante y quizás abrazaría más, llamaría a quien no he llamado y llenaría de besos a los que más quiero.