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Flora
Flora Tristán. Foto: Diario La Izquierda.

El feminismo tiene un alma viva; una que va evolucionando a lo largo del tiempo abarcando una amplia gama de temas y objetivos, acuñando distintas miradas sobre lo que toca la injusticia hacia las mujeres.

La diversidad de perspectivas y enfoques a veces pueden entrar en conflicto entre sí, generando diferentes corrientes con objetivos y estrategias distintas para lograr la igualdad de género y, esto puede generar desacuerdos y tensiones.

Esta polarización quizá tiene una fuente en la creciente visibilidad del movimiento en la esfera pública, y la atención que ha recibido por parte de los medios de comunicación y la política.

A medida que el feminismo ha ganado mayor relevancia, también ha generado más debates y controversias en torno a temas como el acoso sexual, la igualdad salarial, la violencia de género, el aborto y otros derechos reproductivos.

Una postura radical, busca la creación de espacios exclusivamente para mujeres, la eliminación de la pornografía y la prostitución, son crítica a la institucion del matrimonio y de la familia como espacios opresivos. Buscan derrocar el sistema patriarcal y en muchos casos son violentas.

Otras son del tipo liberal, ese que se enfoca en lograr la igualdad de oportunidades y derechos para las mujeres, están las del feminismo interseccional, que reconocen que las opresiones de género se entrelazan con otras formas de opresión como la raza, la clase social y la orientación sexual.

Yo me inclino más por tener un mapa del mundo donde reaprendamos a convivir sin violencia, creando una sociedad donde se equilibre cada día más el lugar de ambos sexos. Pero no me invade el odio, no porque no me haya tocado vivir el dolor que implica la herida, de haber sido víctima de muchas situaciones que atañen lo que duele.

Flora: Un poco de Historia

La primera ola del feminismo se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX, y principios del siglo XX en Europa y Estados Unidos principalmente, buscando la obtención del derecho al voto para las mujeres y la igualdad legal y política. También se centró en la lucha contra la discriminación laboral, el derecho a la educación y la propiedad.

De esta época hay representantes que han dejado su impronta en la historia como Mary Wollstonecraft (inglesa): autora de “Vindicación de los derechos de la mujer” en 1792, considerado un texto fundamental del feminismo moderno. Susan B. Anthony (americana): que luchó por el sufragio femenino y la abolición de la esclavitud. Una de las fundadoras de la Asociación Nacional de Sufragio de la Mujer en Estados Unidos.

Está Elizabeth Cady Stanton (americana): Una de las organizadoras de la Convención de Seneca Falls de 1848, considerada el inicio del movimiento por los derechos de las mujeres en Estados Unidos.

Emmeline Pankhurst: (inglesa) que lideró el movimiento sufragista en Inglaterra en la década de 1910. Fundando la Unión Social y Política de las Mujeres, luchando por el derecho al voto de las mujeres en Inglaterra.

Y está Flora Tristán entre muchas otras: De quien he decidido dedicarle algunas líneas, pues un día apareció un WhatsApp en mi celular de alguien que ha enriquecido mi vida y en apenas con tres palabras, revolucionó mi cabeza: “para tus personajes”. Y es que si, basta un pequeño impulso y me vuelco a sentirlos, y se que es presuntuoso, pero yo termino apropiandome de ellos, los encarno, los respiro y les doy vida dentro mío.

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Flora Tristán. Foto: WikiTree.

Así que para entrar en materia, me volví a dar un clavado a la historia de este movimiento que ha permeado en mi forma de afrontar la vida. Es la evolución de un movimiento que hoy tiene paralizada una Universidad en la ciudad de México en este siglo, donde los encabezados hablan de lo que sucede y entre ellos El País dedica un artículo titulado “La rebelión de las estudiantes mexicanas: en huelga por la violencia machista dentro de las universidades”.

“Una denuncia de violación pone contra las cuerdas a la UAM y desata una huelga que evidencia el mal funcionamiento de los mecanismos para atender la violencia de género en todos los campus”. 19 de marzo 2023.

Para hacer un tejido necesito de un hilo conductor, a través del cual puedo darle la importancia que tiene este movimiento que comenzó en el seno del sufragismo. Es justo en la segunda ola que me toca nacer, a partir de los años 60 y hasta la década de 80 se enfocaron ahora a la lucha contra la discriminación social, económica y sexual. Poniéndole fuerza a la igualdad en el lugar de trabajo, al acceso a la educación y a la eliminación de la violencia de género. También se enfocaron a los temas de sexualidad, que ahora incluía el aborto y la anticoncepción. Sin duda la píldora le dio un vuelco a la historia de la humanidad.

Después aparece una tercera ola, comenzando en los 90, caracterizada por un enfoque en la diversidad y la inclusión. La lucha por la igualdad incluye ahora a todas las mujeres, independientemente de su raza, etnia, orientación sexual o identidad de género. Enfocándose en temas como la violencia contra las mujeres, el acoso sexual y la igualdad.

Aunque la tercera ola sigue pulsando, hay una cuarta que es más reciente y se enfoca en la lucha contra el acoso y la violencia sexual, en la defensa de los derechos de las personas LGBTQ+ y, en la lucha contra el racismo y la discriminación de género interseccional.

No me cabría en este texto cada nombre y cada historia de quienes han sido bastión para la lucha en este siglo, seguramente dejaría fuera a alguna de las miles de mujeres que dieron su vida para que, hoy podamos recoger los frutos de muchas de sus batallas, y nos de pie para continuar con lo mucho que falta. Así que inclino la cabeza en son de reconocimiento y profundo agradecimiento a cada una.

Volviendo a Flora, aquí hay cosas que me parecen interesantes de su vida, que tocan ese momento donde la vida la pone contra las tablas y, que le permitieron usar esa experiencia para transformar su vida, dejando un legado invaluable para todas y todos los hombres que habitan este planeta, sin importar su género.

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Flora Tristán. Foto: Wikiwand.

Un brochazo a su vida

Flora Célestine Thérèse Henriette Tristán y Moscoso Lesnais más conocida como Flora Tristan (o Tristán), recibió el calor de la luz del sol por primera vez, el 7 de abril de 1803 en París.

Los padres de Flora se conocieron en España entre las verdes montañas de Bilbao, durante una estancia de él, allí. Podría ser la mala relación que tenían lo que lo impulsó a no reconocer legalmente a Flora como su hija ni a sus otros dos hermanos, o posiblemente haya influido en su decisión el hecho de que sus tres hijos hubieran sido concebidos fuera del matrimonio, lo que en esa época era considerado un escándalo.

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Flora Tristán. Foto: Especial.

Sin embargo, esto no evitó que él les diera una infancia de lujos. En los salones de su suntuosa residencia se paseaban en tertulias y cenas, personajes que luego serían hitos en la historia, como Simón Bolívar con quien compartía sus orígenes criollos y vascos.

De nombre Mariano, se revestía de la elegancia de la aristocracia de su época con el rango de coronel. De origen peruano, natural de Arequipa (en ese entonces parte del Virreinato del Perú), portaba las medallas de la Armada Española. La madre de Flora fue Thérèse Lesnais, de origen francés.

De su vida aparecen varias versiones, unas se contradicen con otras en nimiedades, pero quiero pensar que ésta, es la que más sentido me hace:

Al parecer Flora tenía apenas 5 años, cuando su padre murió y con él se esfumó la vida de comodidad y lujos que habían acompañado sus primeros años junto a su madre.

La sombra de la pobreza deja huellas distintas para quienes la han mamado desde el día en que vieron la luz, pero hay una sombra oscura que abraza aquellos donde ésta se aparece sin aviso, en momentos lánguidos donde los recuerdos de un plato de comida caliente, un baño con regadera y agua tibia, duelen.

Encontré en algunas fuentes que Flora, sus dos hermanos y su madre dejaron los muebles elegantes, la servidumbre, las fiestas, después de la muerte de su padre, y se trasladaron a vivir a un barrio marginal de París, en los alrededores de la Plaçe Maubert. Ahí conocerían en carne propia cómo vivía la mayor parte de la población, subsistiendo en condiciones penosas. Según parece, la madre también muere dejándolos huérfanos y con ello fueron enviados a vivir con su familia en Perú. A los 16 años ella regresa nuevamente a París por razones que no pude encontrar.

Me ha parecido curioso que ella sea recordada con el apellido de su padre cuando él no la reconoció, pero al parecer, en esa época los apellidos eran transmitidos por el padre y no por la madre, aunque no fuera legalmente.

Comenzó a trabajar como obrera colorista en un taller de litografía, y con apenas 17 años se casa con el propietario. André Chazal era su nombre, y seguramente sabía que para ella este era un matrimonio de conveniencia, así el 3 de febrero de 1821 se convertían en marido y mujer.

En los 4 años siguientes uno tras otro, tuvieron tres hijos, uno de los cuales muere muy pequeño; el otro se llamó Ernest, y la tercera, nacida en 1825, es Aline; la futura madre del pintor Paul Gauguin.

El matrimonio se disolvió unos años después, a causa de los múltiples maltratos y unos celos insoportables, que desencadenaron una violencia que no pudo soportar. Así a los 22 años, Flora huye llevándose a sus hijos.

Su doble condición de hija natural y esposa separada, la redujo a la marginal condición de “paria”, ocupando un rango inferior en la sociedad de aquella época, despreciada por muchos y con grandes dificultades para llevar un plato de comida para sus hijos.

Chazal humillado por el abandono, la persigue incansablemente. Harta de su acoso logra un acuerdo judicial; él se quedaba con la custodia del hijo, mientras ella se quedaba con la niña. Se marcha a París, buscando estar lo más lejos de este hombre, a quien había aprendido a odiar. Este tiempo pudo sobrellevarlo gracias a su tío Juan Pío Tristán y Moscoso que vivía en Perú, el cual le enviaba dinero aligerando la carga de la pobreza.

Gracias al capitán Chabrié quien le hace llegar una carta a su tío, viaja a Perú en 1832, dispuesta a encontrar cómo cobrar la herencia que le había sido negada por su condición de hija ilegal, y con ello soñaba en recuperar la vida que de niña había tenido. Se embarca en Le Mexican el 7 de abril de 1833, justo el día en el que cumplía 30 años.

El barco pertenecía al mismo capitán Chabrié, quien le había facilitado el primer contacto con sus parientes peruanos. La travesía hasta América en aquel entonces duraba cinco meses, y tras desembarcar en Islay, se encamina con su hija a Arequipa, donde permanece hasta abril de 1834.

Reclama a don Pío su herencia paterna, pero éste se niega a dársela; aunque la trata de “sobrina querida” al no haber ningún documento que acreditara que era hija legítima de su hermano Mariano, se supone que no podía proceder de otro modo. Pero accede a continuar pasándole una pensión mensual.

Flora al no conseguir lo que buscaba, se traslada a Lima, donde permanece hasta el 16 de julio de 1834, fecha en la que se embarca en Callao con destino a Liverpool, en el Reino Unido.

Aunque no tuvo la oportunidad de tener una educación formal en una institución educativa, se educó por su cuenta a través de la lectura de obras literarias y políticas, también tuvo la influencia de su abuelo materno, el escritor y político español Mariano Tristán y Moscoso, quien le transmitió sus ideas políticas y su compromiso social. Con estas bases escribió un diario de viajes acerca de sus experiencias en Perú. El diario fue publicado en 1838, como Pérégrinations d’une paria (Peregrinaciones de una paria), en sus páginas tocaba su mirada sobre la crisis política de 1833-34, y la guerra civil entre los partidarios de Agustín Gamarra y los de Luis de Orbegoso.

De regreso a Francia, emprende una campaña a favor de la emancipación de la mujer, los derechos de los trabajadores y en contra de la pena de muerte.

André Chazal que se ha pasado varios años buscándola, en un acto de venganza, intenta asesinarla disparándole en la calle y dejándola malherida, en septiembre de 1838. Flora gana por esta razón notoriedad en la prensa; Chazal es sometido a un proceso que se le complica con la acusación de intentar violar a su propia hija Aline. Finalmente fue condenado a 20 años de trabajos forzados. Ahora sí se podía librar de una buena vez de él.

Publica en 1840 un coherente programa socialista en L’Union Ouvrière (La Unión Obrera), en donde clama por la necesidad de los trabajadores de organizarse, y aboga por su «unidad universal» para ellas la emancipación de los trabajadores, debía ir unida a la de la mujer.

Fue la creadora de la consigna “Proletarios del mundo, uníos” y con ella el impulso para volverse la primera mujer en hablar del socialismo y de la lucha de los proletarios. Karl Marx reconoció su carácter de «precursora de altos ideales nobles», y sus libros formaron parte de su biblioteca personal.

Muere a los 41 años, víctima del tifus, mientras se hallaba en plena gira por el interior de Francia, promoviendo sus ideas revolucionarias.

Pasa a la historia como una de las grandes fundadoras del feminismo temprano, sus dotes de escritora, pensadora socialista y feminista, la colocan ante mí con una gran admiración.

Por DZ

Claudia Gómez

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