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Disociación
Disociación. Foto: Mind.se

Llegó vestida de gris, pantalón pegado, camisa, jersey y unos tenis negros. La melena suelta, un arete de pluma de avestruz, los ojos delineados en negro y la boca roja. Me pareció extraño cuando se presentó, pero no fue hasta que comenzó a hablar, que noté, que en verdad, ella pensaba era su primera visita a nuestro consultorio. 

Desenvuelta, miraba el espacio con ávida curiosidad, se detuvo en una fotografía que tenía sobre un pulpo mecánico, producto de una visita a un pequeño restaurante en la colonia San Pedro de los Pinos.

“¿Steampunk verdad?” espetó con aire de conocedora y al voltear el rostro, clavé la mirada en sus ojos azules.

Asentí con la mirada y esperé su respuesta. Comenzó a hablarme sobre su amplio conocimiento del movimiento, su filosofía, la literatura que lo abrazaba y de pronto la interrumpí, “¿y bien, que te trae por aquí hoy?”

“Sé que estuvo aquí Marieta, venía a indagar qué busca, ¿sabes? es una chica muy perturbada. Ha logrado sobrevivir de milagro, y casi todo me lo debe  a mí, pero a veces me juega una mala pasada y me esconde cosas.”

“¿Qué tipo de cosas?”, le pregunté, mientras le señalaba una silla frente a la mía.   

En mi experiencia como terapeuta, nunca había tenido un caso de trastorno de identidad disociativo, un desorden mental donde una persona tiene dos o más personalidades distintas. 

No es un tema del que sea especialista, pero tenía idea de que el cerebro busca cómo protegernos cuando se percibe en peligro, creando mecanismos defensivos. La causa exacta del trastorno no se entiende todavía por completo. Sin embargo, hay un fuerte vínculo entre la afección y el trauma, sobre todo cuando se trata de abuso durante la infancia.

Los estudios arrojan que tanto en  Europa, Estados Unidos y Canadá, el 90 por ciento de las personas que experimentan esto, han sido víctimas de traumas graves de pequeños. La afección representa a alguien que lucha por integrar y asimilar, ciertos aspectos de su propia identidad, que se vuelven inconexos con el tiempo.

Así se podrían desarrollar dos o más personalidades separadas, cada una con su propia identidad y percepciones. Donde las lagunas en tiempo y espacio son frecuentes en la memoria y en la historia personal, que no se deben al olvido normal, incluyendo perder recuerdos y acontecimientos cotidianos. Los pensamientos, acciones y comportamientos de cada personalidad pueden ser completamente diferentes.

Era evidente, tenía frente a mí a una persona completamente distinta a Marieta, a quien había enviado para un diagnóstico psiquiátrico ya que percibí en ella desde la primera sesión, angustia, depresión, además de los trastornos de sueño y falta de hambre, que ella refirió, ser la razón de la consulta. 

En la noche revisé mis notas y recordé la descripcion de ésta; 1.85 mts, de complexion muy delgada, vestía de negro, zapatos bajos, falda ancha, medias gruesas, un sweater de cuello alto en pleno verano, el pelo recogido en un moño por detrás del cuello, sin maquillaje y unas gafas gruesas que hacian que sus ojos se vieran como grandes platos.  No me miraba a los ojos cuando le preguntaba algo, noté su rostro encendido cuando quise averiguar sobre su niñez, las manos engarrotadas al frente, sobándolas con insistencia. 

Revisé lo que me hizo sentir, cuáles eran sus expectativas hacia mí y cuáles eran las mías. Refirió que llevaba toda su vida en tratamiento y que quería probar algo distinto. 

Nuestro consultorio trabaja con un modelo sistémico integrativo, así que sería, sin duda, un trabajo multidisciplinario.  

Como me sucede siempre, comienza una comezón de curiosidad que no me deja dormir, así que empecé a buscar información que me permitiera entender mejor a que me enfrentaba, pedí una consulta con uno de los mejores psiquiatras del país que me hablo de lo poco común que era este trastorno y del sobre uso que se le ha hecho en búsqueda de respuestas sobre todo en los asesinos seriales. Así me di a la tarea de buscar casos comprobables sobre este trastorno. 

Mi mente me llevó a las escenas del libro de Flora Rheta Schreirber que leí en mi adolescencia, donde Sybil encarnaba el dolor de vivir dividida. Aunque era una novela, el personaje que llevaba otro nombre era real, se trataba de Shirley Ardell Mason. Un caso que generó una controversia brutal, pues se desmintió en distintos escenarios, y hoy, los archivos psiquiátricos están sellados, y tanto la psiquiatra como la paciente han muerto. 

En épocas antiguas eran personas que se les trataba como posesas. Sufriendo exorcismos, torturas, encarcelamiento y eran separadas de sus familias. 

Hay un caso documentado considerado como el primero estudiado en 1646. En 1791 Eberhardt Gmelin describe minuciosamente, otro que denominó de “personalidad cambiada”, en el que una joven mujer alemana comenzó a hablar perfectamente en francés, mientras su “personalidad francesa” podía recordar todas sus actividades, la “personalidad alemana” no reconocía siquiera la existencia de la francesa ni sus actividades. 

Durante el último siglo las investigaciones se dedicaron al estudio de  la histeria. Sigmund Freud, junto a J. Breuer, plantearon inicialmente que las experiencias sexuales prematuras están en la base de la histeria. El trauma temprano produciría entonces un estado alterado de conciencia, al que llamó “doble conciencia”, resumiendo este fenómeno en la frase “las histéricas sufren de reminiscencias”. 

Cuando la emoción es intensa, muchos individuos tienden a experimentar una amnesia del hecho, no pudiendo así estructurar una narrativa de lo sucedido. Una “fobia del recuerdo” que persistirá mediante experiencias intrusivas, re-experimentaciones somáticas y pensamientos obsesivos.

Consecuentemente, la resolución del trastorno surgiría de la integración de las memorias traumáticas en una narrativa. La disociación se activaría, cuando la intensidad de la emoción sobrepasa la capacidad del sujeto, excluyendo de la conciencia los recuerdos dolorosos.

En 1980 el DSM III creó la categoría de trastornos disociativos, incluyendo el diagnóstico de Personalidades Múltiples. A partir de esos años, se produce un crecimiento explosivo de la literatura referente al tema, así como el desarrollo de instrumentos de medición, investigaciones y la publicación de revistas científicas especializadas. 

Hay un movimiento conocido como Fundación del síndrome de Falsa memoria (False Memory Syndrome Foundation), basado en algunos estudios (principalmente de Elizabeth Loftus tales como “Lost in a mall”), que no han logrado presentar investigaciones científicas creíbles, para sustentar su hipótesis, de que el trastorno disociativo de la identidad, es exclusivamente, un fenómeno iatrogénico generado en los consultorios de los psicoterapeutas.

Después de varios días, di con un caso publicado en una revista. Interesante saber que éste tiene expediente en los juzgados.

Solo hubo una mujer que testificó en una corte en Australia en 2019. Pero seis personas hablaron a través de su boca. Seis personalidades diferentes que testificaron sobre el abuso extremo que sufrió.

Su historia causó conmoción, siendo niña Jeni fue violada y torturada repetidamente por su padre, Richard Haynes. La policía australiana dice que su caso, es uno de los peores abusos sexuales a un niño, que se haya visto en el país.

Para manejar el horror y el dolor causado por su experiencia, la mente de Jeni creó múltiples identidades, para distraer el abuso que fue extremo y prolongado. Poco a poco formó múltiples personalidades para  sobrevivir.

Lo interesante es que, después de diez años de presentar cargos, su caso llegó a la corte, y se enfrentó a su padre para presentar evidencia contra él. La juez permitió que los minuciosos detalles los revelara la voz de una niña de 4 años llamada Symphony, que hablaba a través de Jeni, describiendo el infierno al que había sido sometida, los minuciosos detalles de los “ataques” sádicos casi diarios, la forma en que la convenció de que podía leer su mente, como la amenazaba con matar a su madre, hermano y hermana, si se atrevía a decirles algo. Los asistentes al juicio quedaron en shock con cada detalle, les costaba respirar. Se sentían anclados a sus sillas sin poder moverse.

Se piensa que es el primer caso en Australia, y posiblemente en todo el mundo, en el que una víctima diagnosticada con trastorno de personalidad múltiple, testifica con muchas de sus personalidades, y el testimonio conduce a la condena del perpetrador.

Richard Haynes, de 74 años, fue condenado por un tribunal de Sydney a 45 años de prisión.

No hay directrices, ni manuales específicos de cómo tratar el trastorno. Se suele recetar tratamientos de una manera personalizada. No existe ningún medicamento específico para el trastorno. Pero se habla de combinar la psicoterapia con cualquier medicamento necesario para ayudar con los síntomas. La psicoterapia, es el tratamiento principal para las personas con trastorno de identidad disociativo. Las técnicas, como la terapia cognitiva conductual, pueden ayudar a una persona a trabajar y aprender a aceptar los factores desencadenantes que causan cambios de personalidad.

Durante dos meses la alianza terapéutica comenzó a ser muy buena, el expediente contiene un nombre; el de Natasha M, de 43 años originaria de Albania. Aunque en él aparecen el de Renata, Gregory, Marieta y Mel cada uno con edades y géneros distintos y en el caso de Gregory, este no habla español.

Llevo trabajando con cada uno, revisando que parte de la historia vive cada pedazo de sí misma y como la  integra, son Mel y Marieta quienes vienen con más frecuencia y en alguna ocasión Renata y Gregory  se presentaron al unísono.  Si buscaba encontrar el abuso, desde luego que  lo encontré, así como en el caso de Sybil, Natasha fue víctima de su madre y su abuela, recordando episodios desde los tres años,  hasta que ambas murieron en un accidente, hace 20 años. 

6 especialistas trabajamos el caso, cada uno con herramientas distintas buscando llevarla hacia la integración. 

Ayer se presentó Rom vestido con botas grandes de camionero. Él refiete tener 50 años, dice que él los conoce a todos, trae una trenza que le cae en el pecho y me deja ver las cicatrices de quemaduras, donde su abuela apagaba sus cigarros. Al quitarse la bota me muestra una cocatriz ancha, queloide, recuerdo de haber sido esposado al radiador y quemado cuando su madre lo prendio para escuchar sus gritos. 

Dice que llevaba tiempo fuera.

Algunas Citas de Sigmund Freud, J. Breuer,

The Discovery of the Unconscious: The History and Evolution of Dynamic Psychiatry de H. Ellenberger y Therapy of Multiple Personality de Margareta Bowers.

“Lineamientos para el tratamiento de los trastornos disociativos en los adultos” (revisados en 1997).

“The Journal of Abnormal Psychology” W. Taylor y M. Martin 

El caso de Chris Costner Sizemore, Corbett Thigpen y Hervey Cleckley 1954, popularizado en la película “Las tres caras de Eva” (con Joanne Woodward).

Por DZ

Claudia Gómez

Twitter: @claudia56044195