Por impresionante que resulte, en algún momento la Cámara de Diputados estuvo instalada en un circo. Aquí la historia
En la política hay malabaristas, payasos y trapecistas, pero hubo una vez en la que los políticos mexicanos sí trabajaron en un circo.
Después de sufrir durante varios años la falta de un buen lugar para sesionar, la Cámara de Diputados del reciente México independiente inauguró una flamante sede en 1845, la cual se localizaba en el primer piso del Palacio Nacional.
Pero en 1869 requirió de una remodelación, por lo que los legisladores debieron buscar otro sitio para seguir sesionando, al menos durante un periodo.
El único lugar que encontraron con el tamaño suficiente para recibirlos y que estaba disponible para sus sesiones fue, curiosamente, un circo.
Un foro importante
El Circo Chiarini no se encontraba en una carpa, sino en el claustro del ex convento de San Francisco, construido en 1590 y localizado en la calle de Gante, a unas cuantas calles del Palacio Nacional.
Ahí, Giuseppe Chiarini, un influyente empresario circense italiano que llegó a México en mayo de 1864, construyó un foro para más de 3,000 personas, el cual era muy visitado por los capitalinos, ya que presentaba atractivos espectáculos a precios populares.
En su pista redonda se solían presentar acróbatas, malabaristas y famosos payasos, pero desde el 1 de abril de 1869, sus gradas y tribuna especialmente diseñada para invitados especiales serían ocupadas por los elegantes diputados.
No fue divertido
Lo que primero parecía un lugar muy cómodo y con mucho espacio se convirtió en una molestia para muchos legisladores debido al ruido de la calle que los hacía extrañar la privacidad de su antigua sede de Palacio Nacional.
Y el ruido era todavía más insoportable cuando caía la lluvia, típica de esos meses en la Ciudad de México (en la que todavía no había “lluvias atípicas”), ya que el techo estaba construido con un material que solía amplificar el sonido del agua cayendo en él.
Finalmente, al siguiente año, los diputados regresaron al Palacio Nacional, pero tres años después, en julio de 1872, esa sede fue destruida por un incendio. Se les volvió a ofrecer la sede del circo, pero la rechazaron y prefirieron mudarse a un teatro, el Iturbide, que se encontraba en Donceles y Allende y donde hoy labora la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México.
Fue así como, durante un año, la Cámara de Diputados sesionó en un circo, literalmente.
Por Carlos Tomasini (@carlostomasini)