
Nostradamus, escrutando a Zeland, pregunta cómo su “Reality Transurfing”, que desde 2003 ha cautivado a Europa y América, puede ayudar a quienes no saben escuchar.
En la Biblioteca del Tiempo, donde el saber de todas las eras se entrelaza, Nostradamus y Vadim Zeland buscan respuestas para un 2025 agotado. Las pantallas de la vida digital han reemplazado los rituales, la curiosidad y el asombro, dejando solo datos y espectáculo, un mundo sin anclas donde la humanidad, como dice Byung-Chul Han, ha perdido el silencio.
Nostradamus, escrutando a Zeland, pregunta cómo su “Reality Transurfing”, que desde 2003 ha cautivado a Europa y América, puede ayudar a quienes no saben escuchar.
Zeland responde:
“Hago un llamado a la libertad, pero con respeto por el misterio. En mi era, el hombre está abrumado por el ruido: crisis, conspiraciones, la presión por producir más en menos tiempo, bañando de hastío y agotamiento el alma. Mi Transurfing enseña a soltar el control ansioso, a reducir la importancia de lo que agobia. Cuando la intención se alinea con el corazón, la realidad se pliega. No niego el orden cósmico, solo digo que podemos surfear sus corrientes.”
Nostradamus frunce el ceño:
“¿Y si el hombre falla en su surf? ¿No lo condenas a la frustración, al vacío de no creer en una fuerza superior que lo creó, que lo sostiene?”
Zeland replica:
“El fracaso es una oportunidad de aprendizaje. ¿Cómo vamos a evolucionar si no cometemos errores? Enseño a no temerles, a verlos como una señal para ajustar el rumbo. Tus visiones muestran que el futuro es más grande que el hombre; yo digo que, aun siendo pequeño, puede elegir cómo vivirlo. No somos opuestos, Michel. Tus profecías inspiran donde la ciencia falla; mis herramientas dan pasos concretos para que el hombre deje de ser víctima o victimario y se transforme en protagonista de su vida.”
Tras un silencio, ambos piensan en propuestas para 2025. Sus enfoques, aunque distintos, apelan a quienes buscan comprender la realidad más allá de lo material, resuenan con movimientos como la Nueva Era o las filosofías de manifestación, y toman conciencia de la riqueza que la ciencia, la filosofía, la política y la religión han aportado.
Nostradamus propone:
“Para tu época, ofrezco la contemplación. Veo un mundo donde las pantallas reducen la vida a espectáculo, invito a regresar a la meditación, a escribir una pregunta sobre el futuro y dejarla sin esperar respuesta. Esto conectará al hombre con lo vasto, calmando su ansiedad. El misterio es un refugio querido.”
Zeland asiente y añade:
“Soy creyente de la ligereza. Propongo elegir cada mañana una intención clara, como sonreír a un extraño, cuidar una planta, agradecer por todo lo que sí se tiene, visualizar cada acto con calma y actuar sin forzar. Esto enseña a surfear la realidad, a moverse con el flujo sin ahogarse en la prisa.”
El candelabro parpadea, como si la biblioteca aprobara. En su sueño, Clara absorbe cada palabra. ¿Qué hará con estas ideas? ¿Encontrará en ellas la posibilidad de reflexionar quién es, para qué está y a dónde va?
Continúa el próximo lunes.
DZ