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Cierre de escuelas compromete nutrición de 6 millones de niños mexicanos
Padres de familia y estudiantes encuentran cerrada una escuela este viernes, en Ciudad de México. Foto de EFE/Sáshenka Gutiérrez.

Unos 30 millones de alumnos mexicanos vieron suspendidas sus clases desde este viernes para evitar la propagación del COVID-19, una medida que implica un desafío para garantizar la seguridad alimentaria de los más de 6 millones de niños beneficiados por los desayunos escolares.

El programa federal de desayunos escolares, que depende de la Secretaría de Salud, brinda la primera comida del día a menores sin recursos y eso, para la representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, Lina Pohl, crea ahora “una preocupación de que estos niños se queden sin este alimento, que era buena parte de su dieta”.

“La mejora de la dieta y la nutrición de los niños redunda en materia de salud y de bienestar, pero también en el potencial que puedan desplegar en las aulas, en los hogares y en sus mismas comunidades”, asegura a Efe la cabeza visible del organismo de seguridad alimentaria de la ONU.

En el último ciclo escolar se sirvieron más de 6 millones de desayunos diarios, siendo aproximadamente la mitad fríos y la mitad calientes, algo que para 2024 debería cambiar: el Gobierno ha puesto como objetivo servir a todos los menores un menú caliente en ese año.

“Es un tema de mucha preocupación y mucho interés por parte del Gobierno de cómo establecer estos programas, cómo ir avanzando y cómo conectarlo con la producción local”, sostiene Pohl.

Las cifras de la Secretaría de Salud indican que sólo uno de cada cinco los escolares incluye verduras en su refrigerio cuando lo lleva de casa, mientras que esa cifra aumenta a uno de cada tres cuando se trata de frutas.

Sin embargo, la mitad de los alumnos lleva a diario al colegio alguna bebida azucarada en la mochila, un tema de costumbres fundamental para Pohl.

“Los niños llegan a las escuelas en una edad en la que están generando sus hábitos alimentarios y de salud”, apunta la representante de la FAO, que a su vez pone énfasis en lo que una alimentación equilibrada puede mejorar el rendimiento escolar.

Además, Pohl advierte de otro aspecto asociado a la problemática que ahora se abre respecto a los desayunos que no se servirán: los productores que no tendrán salida para sus alimentos.

“Estos programas de alimentación escolar están ligados a los programas de producción local de alimentos, de los pequeños productores que sirven a estos colegios. Y también obviamente van a sufrir algún impacto”, avisa.

La FAO tiene proyectos con escuelas de algunos estados mexicanos, como San Luis Potosí o Oaxaca, para mejorar sus relaciones con campesinos locales y ofrece guías para crear huertos en los centros educativos.

Ahora, ante la emergencia, el organismo internacional ofrece su ayuda a los Gobiernos con “metodologías que tendrían que utilizar y se han utilizado en otros países en época de crisis” para que los niños puedan seguir teniendo sus alimentos.

Las medidas propuestas a nivel regional, porque esta problemática afecta a unos 85 millones de menores en América Latina, van desde establecer puntos de recogida de los alimentos a ofrecer asignaciones económicas para cubrir esas carencias, pasando por exoneraciones de impuestos a productos de primera necesidad.

Con información de EFE