Y llegó el 3 de diciembre después de hilvanar el sueño para que fuera posible y lo logramos
Si pudiera regresar el tiempo y verme como estoy ahora, estaría contenta de saber que ya pasada más de la mitad de mi vida, después de haber sido hija, hermana, sobrina, nieta, niña, adolecente, esposa, madre, abuela; queda tanto por hacer.
Sin duda pase la primera parte de todo ese proceso en ir creciendo, madurando y aprendiendo.
Desde luego se suman las cosas profundamente dolorosas, las que dejaron cicatrices, donde habitan los errores y los aciertos.
Fueron sobre todo las heridas quienes bordaron en mi, mecanismos defensivos para sobrevivir y así apareció la rigidez, la intolerancia, la exigencia y pusieron mis emociones en modo alerta, inflamadas, hipersensibles, generando espacios de profunda incomprensión con los que me hice y hice mucho daño, pero también debo reconocer abonaron para fincar quien soy.
Hoy se que cada una de esas experiencias y el trabajo que implicó entender como las viví y lo que hice con ellas, era parte de la posibilidad que hoy tengo para lo que me queda estar más ligera. He ido dejando mucho del equipaje que me impedía usar mi creatividad para seguir estudiando, escribir y emprender la loca idea de salvar un río.
Sigo y seguiré siendo madre y abuela pero desde un lugar distinto, ya no dirijo el barco porque al parecer como padres logramos hacer extraordinarios capitanes de sus propios navíos y eso sin duda permite impulsar para mi una nueva travesía.
Entonces aparece la palabra colectivo porque sin otros, nos hay empresa que sirva. Aun para quien se sienta en solitario a escribir, a crear, a colocar en un lienzo una idea, por detrás está el halo de cientos que tras generacionalmente le regalaron su paso por el mundo para sumar en ello cada pincelada, cada letra, cada idea.
Llevamos cuatro años impulsando un proyecto, hoy lo percibimos como una empresa que ha creado un modelo terapéutico que incluye el medio ambiente.
Para narrar lo aprendido en este tiempo, la semana pasada convocamos después de cientos de horas puestas para que Sembrando Futuro Fest cobrará vida una vez más.
Como agradecer; quizá nunca es suficiente cuando es el alma la que salta en emoción.
Y llegó el 3 de diciembre después de hilvanar el sueño para que fuera posible y lo logramos. Nuestro proyecto va dando frutos, de esos que gestan semillas que germinan para otros. Poder sumar la salud mental al medio ambiente tejiendolos en un solo telar, es a cuatro años, una confirmación que por ahí hay un camino que permite suturar las heridas.
Se dice que somos una generación que heredaremos un planeta en fase terminal, pero a nosotros nos gusta pensar que estaremos trabajando para dejar un mejor espacio que el que encontramos al llegar. Se habla de que “seremos la última generación que pudo hacer algo”, y nosotros le añadimos al final un “y lo hicimos”.
Hay una tendencia del ser humano a estancarse en todo lo que no hay, en la dificultad, en lo catastrófico, en encontrar culpables, ¿es algo negativo? no lo creo creo, me parece que esto tiene un funcionamiento y algunos expertos piensan que estos sesgos cognitivos nos han permitido sobrevivir. Lo que se genera con este pensamiento es incomodidad, ansiedad, angustia y desde ahí podemos proponer, emprender y movernos de lugar. Quien diría que una paquetería tan sofisticada y perfecta hoy la hemos ido adormeciendo creyendo en la loca idea de que eso es algo malo, que necesitamos deshacernos de eso.
Entonces vamos al doctor y nos da una pastilla para el síntoma y aniquila nuestra capacidad de respuesta. En C7 sabemos que a veces es necesario usar los medicamentos por eso en nuestro equipo contamos con paido (psiquiatra infantil) y psiquiatra para adultos, pero que son una ayuda para poder entrar a trabajar y desmadejar el nudo en psicoterapia y desde ahí entender que produjo la crisis.
Entrar en el caos nos permite evolucionar si sabemos aprovecharlo, si lo atravesamos podemos encontrar soluciones y ponerlas en práctica.
Nos pusimos manos a la obra la cita; 8:00 AM un domingo nublado y con amenaza de agua.
Retiramos 70 costales de residuos del Río dirigidos por los Topos de Tlatelolco, desde la calle de Francisco Sosa, hasta la calle de Madrid en Coyoacán. 7 litros de colillas del camellón de Vito Alessio Robles.
Talleres, Bazar, mural a cargo de Marcus Alexander Braughton Erazo, concierto en la hermosa voz de Andrea Vasheim .
Y emocionados se hizo el debut de nuestra marca Cacomix con la miel y los quesos artesanales que permiten que más personas puedan tener un proceso psicoterapeutico.
Alumnos de escuelas, directores, padres de familia sumando esfuerzos. Los topos de Tlatelolco, ciudadanos de a pie y muchos de nuestros pacientes del consultorio que llevaron a su familia. Todos en común unión tejiendo en un mismo telar, para demostrar que somos capaces de hacer mucho más qué dolernos.
Una linda jornada que impulsa nuestro modelo de salud mental y medio ambiente. Lo que hemos hecho con el planeta no es otra cosa que una radiografía de cómo estamos por dentro.
Más de 50 almas salimos al encuentro después de semanas de arduo trabajo para conseguirlo, además de todos los que por detrás nos dieron los permisos, pasaron por los residuos y los niños que estuvieron ayudando.
El río agradecido nos impulsa a que sigamos visibilizando y poniéndolo en trabajo concreto para hilvanar el cambio que hace falta. Sí, el Río Magdalena es el último cuerpo de agua vivo que nos queda en esta ciudad de tantos millones de habitantes.
¿Cual es la propuesta? que conozcan su historia, que sepan qué pasó para que hoy se encuentre casi en fase terminal, es doloroso oler sus aguas pestilentes en este espacio que va de Presa Anzaldo hasta la calle de Madrid en Coyoacán.
¿Cuáles serían las propuestas para restaurarlo? Dejar de buscar responsables, hoy lo que importa es que podemos hacer algo.
Sociedad Civil, Gobierno y tercer sector trabajando juntos. ¿imposible? Sabemos que no lo es. En cada evento el resultado es el mismo, se elevan las dopaminas, la serotonina y queda el cuerpo con una sensación de armonía pese a lo que cada uno le acontece. Es la recompensa de un trabajo bien logrado.
Si sumamos lo que estamos haciendo aquí, más lo que ese mismo día se llevó a cabo en Brasil, entonces podemos entender lo que Gregory Bateson dijo en los setenta cuando hablo de las ideas que aprendió de su travesía por los pueblos originarios de distintos lugares del mundo,
“El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”…
Lo que sigue es un extracto de la jornada en Brasil:
“La psicoterapia nos da una base que abona a la reconexión con la naturaleza, si sabemos cómo usarlo.
El domingo 3 de diciembre, en la Ruina do Poleto, en Belém Novo, al sur de Porto Alegre, se llevó a cabo una jornada de recogida de residuos plásticos en las afueras de Belém Novo, seguida de un práctico y atractivo taller sobre ecología. La actividad se desarrolló en asociación con Preserva Belém Novo, INFAPA y Colectivo7 de la Ciudad de México.
Las actividades de Re(eco)nectar se realizaron al aire libre, en plena naturaleza, con el objetivo de regresar a uno mismo, un acto de habitar conscientemente la ciudad, el barrio y el planeta.
Re(eco)nectar es coordinado por las psicólogas Ana Carolina da Silva Carvalho y Fabiana Fetzer da Silveira.
El evento del día 3 permitió al público acercarse a la Psicología de la Conexión Ecológica, cómo el ser humano percibe, se relaciona y es influenciado por el mundo natural.”
“La recogida de basura, especialmente de plástico, en las orillas de las playas de Belém Novo, creó simbólicamente una conexión con los “residuos” personales y socialmente influenciados. El grupo reunió los materiales recolectados y discutió cómo se consumen, los impactos en la salud de los sistemas naturales por el uso de plástico procedente de productos industriales y las consecuencias para el planeta”.
“Sabernos conectados con grupos de otros países que tienen los mismos objetivos, promueve la esperanza, el fortalecimiento, el autoconocimiento, la unidad y la certeza de que otro mundo es posible”.
Así nos dieron las 17:30 aquí, tres horas por delante en Brasil había terminado la jornada y nos enviaron las fotografías.
La loca idea de salvar un rió ha dejado en mí, una riqueza enorme de saber que como yo hay otros, que podemos encontrar cosas en lo que sí estemos de acuerdo y que podemos sumar la riqueza enorme de cada uno para tejer un proyecto en común. Hoy contamos con un consultorio con distintas especialidades, a cargo de una dirección clínica que dirige un regalo que me dio la vida, Claudia Ruiz. Contamos con un ángel que cayó del cielo Isy soto quien ha tomado en sus manos la posibilidad de querer tanto el proyecto que lo ha hecho crecer. A Oli que en sus madrugadas termina lo gráfico. Están los que comenzaron con nosotros y ya no están, los que llegaron después y siguen creyendo que se puede.
Nos vemos en 2024, ya comenzamos a trabajar para las siguientes fechas. A todos y cada uno de los que participaron, se sumaron y dejaron su alma en ese día, gracias gracias gracias siempre.
Por DZ
Claudia Gómez
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Alcaldía Alvaro Obregon, Alcaldía Coyoacán, Alma, Alfonso, Alejandra, Ana G, Aramar, Beate, Boris, Carlos, David, Diana, Elena, Enrique, Gabriela, Hector, Horacio, Idalia, Karla, Lorena, Mara, Maria, Maria Eugenia, Maryeli, su esposo y sus hijos, Mario, Ma Alicia, Merry, Miguel Angel, Naty, Norma, Osiris, Tonatihu, Victor, Yanina. A los niños que participaron y trabajaron con el equipo, a los jóvenes, medianos y grandes.
Gracias, Gracias, Gracias siempre.
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