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Así actúa el sistema inmune, clave para pelear contra el COVID-19
Modelo del nuevo coronavirus. Foto de CDC

El sistema inmune de los humanos es una red compleja de células y moléculas interconectadas que tiene en su arsenal anticuerpos, ‘células asesinas’, barreras y hasta ‘armas químicas’ capaces de pelear contra virus como el SARS-CoV-2.

Alfredo Corell, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid, explica que se compone de tres niveles.

La piel y las mucosas, primera línea de defensa

De acuerdo con Corell, el ‘nivel cero’ del sistema inmunológico es una muralla física que separa el interior del exterior, es decir, la piel y las mucosas de los sistemas respiratorio y digestivo, de los ojos y del tracto genitourinario.

Está formada por células que funcionan como ladrillos y que están unidas por conexiones muy fuertes, que constituyen una barrera física inexpugnable”, precisa el experto.

Otra característica de la piel es que gracias al Ph, ligeramente ácido, dificulta la aparición de infecciones.

Inmunidad innata, segunda línea

Pero en caso de que la muralla de la piel sea traspasada por algún patógeno entra en acción la inmunidad innata o natural, la cual responderá de la misma manera sin importar el virus.

Actúa cuando las células infectadas producen interferones, moléculas que avisan a células vecinas para que paralicen la producción de proteínas, de forma que serán menos proclives a fabricar nuevos virus.

Es apoyada además por los macrófagos, que engloban y digieren células infectadas o patógenos. También por células naturales ‘asesinas’ que atacan a las células infectadas hasta matarlas, por la supuración de células muertas y linfocitos alrededor de las células infectadas, y una red de moléculas que alerta a las defensas y es esencial para acabar con las bacterias.

Una característica de la inmunidad innata es la inflamación de la zona en la que actúa y que es reparada después por células de mayor nivel.

Inmunidad adaptativa, tercera línea

si la inmunidad innata funciona contra la infección la respuesta de defensa se termina, de lo contrario, entra en juego la inmunidad adaptativa o específica.

Esta respuesta tiene un nivel de complejidad muy alto y solo está presente en vertebrados, alcanzando en los mamíferos el máximo nivel de desarrollo”, explica Alfredo Corell.

Aquí entran los linfocitos B y T cuyas moléculas reconocen agentes infecciosos de manera muy específica al ser capaces de organizarse en bloques y combinarse al azar para reconocer a millones de moléculas.

A su vez, los linfocitos T se dividen en dos: los T CD4 toman las decisiones de respuesta de la inmunidad adaptativa y las T CD8 matan a las células infectadas o tumorales agujereando la célula e inyectándole enzimas que inducen su suicidio o provocando este último con una estructura de su membrana.

En cuanto a los linfocitos B, su función fundamental es sintetizar los anticuerpos o inmunoglobulinas bajo las órdenes de los T CD4.

Los anticuerpos, por su parte, son proteínas que reconocen al antígeno de forma específica y lo señalizan a otras células, aunque a veces pueden neutralizar por sí mismos el patógeno.

Los anticuerpos son verdaderos misiles, con un grado de especificidad máxima. Son además, armas muy versátiles y ponen en marcha mecanismos alternativos y complementarios para la muerte del agresor”, dice Corell.

Una vez que se elimina la infección, la mayoría de las células B y T mueren. Pero el resto circula por la sangre hasta activarse de nuevo en caso de que la misma infección regrese al cuerpo humano.

Aprovechando el complejo sistema inmune, las vacunas estimulan con un agente inofensivo la respuesta adaptativa de las personas para generar anticuerpos y células de memoria para actuar cuando llegue el patógeno real.

Sistema inmune contra COVID-19

Respecto al SARS-Cov-2, el catedrático Alfredo Corell precisa que se ha observado que los anticuerpos desaparecen algunos meses después de la infección.

Sin embargo, también se ha hallado que los linfocitos permanecen así como células que son capaces de responder al virus.

Para una vacuna contra el coronavirus será clave poner en marcha la respuesta inmunitaria de las mucosas respiratorias, que son la puerta de entrada principal del virus.

También se debe tomar en cuenta que el COVID-19 a veces genera síntomas graves por una activación excesiva de inflamación.

Dado que no se tiene tanta información sobre el nuevo coronavirus, Corell concluye que de la salud inmunitaria dependerá la capacidad de la persona para responder a la infección.

Con información de ABC