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Alicia…
Foto de Paolo Nicolello en Unsplash

“A Alicia le habían pasado tantas cosas extraordinarias aquel día, que había empezado a pensar que casi nada era en realidad imposible”.

“‘¡Qué sensación tan extraña! —pensó Alicia—. Siento como si me estuviera encogiendo’. Así era. Ahora sólo medía unos 15 centímetros de alto”.

Sufrí de migrañas muchos años de mi vida, ese dolor pulsátil que asemeja un martilleo constante sobre la cabeza afectándome uno o ambos lados de la cabeza. Empeorando cuando hacía algún esfuerzo físico y me daba la luz. El ruido me volvía loca y los olores intensos me daban náuseas, muchas veces generando un vómito constante, que según mis referentes, sólo había visto en el exorcista. Sólo una posesión maligna podía explicar semejante malestar.

Muchas de ellas eran crisis graves incapacitantes, alterando mi vida cotidiana hasta por tres o cuatro días, y mis hijos eran quienes más las padecían, pues mi nivel de tolerancia se iba desapareciendo poco a poco.  Un estado grisáceo se apoderaba de mí, mi humor se iba alterando, dejándome postrada en un cuarto oscuro, con una bolsa de hielo o de calor y comencé a tener pavor, cuando no me avisaba.

Algunos especialistas hablan de una aura, una advertencia sensorial que precede a una migraña. Para mí, eran unas amebas en forma de halo que se instauraban en mi campo de visión, distorsionando lo que tenía enfrente, ensanchando o acortándolo, y ese era el aviso para tomarme un rizatriptán, estrechando mis vasos sanguíneos cerebrales para impedir que las señales de dolor cruzaran mi cerebro y  bloquearan la liberación de ciertas sustancias que causan dolor y con ello, como efecto secundario, dejándome mareada el resto del día, sintiendo rubores como si fuera menopáusica;  tenía entonces apenas 29 años.

Hace poco me enfrasqué en la vida de Charles Lutwidge Dodgson quien sufría de lo mismo, quizá mucho más acentuado. Cómo me hubiera gustado saber entonces, que algo tan discapacitante, puede convertirse en otra cosa, cuando la creatividad no se agota, cuando uno no se pierde  en el sopor que genera el abismo de las migrañas.

Él no solo padecía de esto, era sordo, tartamudo, y según cuentan en Oxford, lo habían diagnosticado con epilepsia. Fue diácono protestante, poeta y matemático, con una obsesión por la fotografía, especialmente con niñas, cosa que generó mucho de qué hablar, pues se decía que contenían material inapropiado, y de las cajas llenas de diarios, cartas y fotografías que sus herederos recibieron, mucho del material fue alterado o mutilado, o incluso desaparecio.

Con todo esto además de su talento fotográfico creó un nuevo género literario al que se le denominó el nonsense. Este “sin sentido”, recreándose en la distorsión de las barreras de la lógica, encontrando fisuras a las normas, para  poner en el centro de lo absurdo las palabras, deformándolas, jugando con ellas como si fueran de barro crudo, de plastilina, o cualquier otro material maleable.

Todo esto floreciendo frente a los ojos de una niña de nombre Alicia, que ocupa las líneas de sus escritos a mano, interiorizado y tratando de entender las reglas de ese mundo mundo, sin saber realmente como.

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Foto de Z Graphica en Unsplash

En sus obras literarias más destacadas, podemos encontrar alegorías y símbolos ocultos, que muchos afirman estan relacionados con la masonería, el ocultismo, las drogas y su gusto que parecía extravagante por las niñas, a lo que hoy le llamamos pedofilia. De ninguna de estas cosas hay pruebas concluyentes, pues han pasado casi 160 años desde que dio luz a Alicia en el país de las Maravillas y se imprimiera por primera vez. Entonces poco se sabía de estos temas, y hoy que tenemos cientos de investigaciones, nos siguen generando encarnizadas controversias sin tener todavía un consenso único.

Si uno se adentra en el mundo de Carroll, vamos a encontrar que sus personajes están llenos de un simbolismo mágico, así la Falsa Tortuga, este animal híbrido que como su nombre indica, no es verdaderamente una tortuga, y representa una sátira a la etiqueta victoriana. Se llama así en referencia a una sopa de la época, conocida como mock turtle soup, una alternativa más barata a la sopa de tortuga.

Carroll estaba en contra del sufrimiento infligido por el hombre a los animales, y lo hace patente en A través del espejo. Alicia se encuentra dentro de la historia en una partida de ajedrez, hay banquete, de pronto, una pata de cordero que le ponen enfrente, se mueve y la saluda, esto mientras la apuntan con un cuchillo.  Una clara metáfora de la manera descarnada en la que nos alimentamos, y para darle jaque mate a la idea la Reina Roja, hace patente que es de mala educación comerse a “alguien”, y ordena retirar la bandeja.

El padre de Carroll, era decano y tal vez pudo haber inspirado el personaje del Conejo Blanco, pues se dice  que tenía fama de llegar tarde a todas partes. El condado natal del matemático es Cheshire, que también es el nombre del gato de sonrisa peculiar.

En la historia, la pequeña niña se confunde al hablar, olvidando conocimientos lingüísticos básicos. Pero es que eso también me pasaba a mí, ya que soy disléxica y mi timidez me hacía mezclar palabras como lo hace ella, pero en su caso lo mezclaba con algunas canciones populares y las parodias de forma inconsciente, pero sorpresivamente seguían teniendo coherencia interna.

Estas sensaciones de desconcierto y desconfianza hacia los conocimientos propios, se acentúan con la presencia de los demás personajes. Estos la confunden aún más, y la obligan a replantearse todo lo que creía saber. Así me pasó a mi el día que me perdí en los cuadros de Magrit. ¿Será que la realidad es algo que hemos inventado? ¿Qué habrá por detrás de lo que veo? ¿Acaso vivo en un sueño, y voy a despertar como Alicia, junto a un árbol?

 

En su obra A través del espejo  ya al final hay un poema acróstico, palabra que encierra una figura literaria en la que las letras iniciales, medias o finales de cada verso, línea o párrafo, forman una palabra, frase o mensaje oculto, éste era muy popular en la época victoriana. Alicia le pregunta a su gatito Kitty ¿quién cree que ha soñado todas las aventuras? La respuesta está en las iniciales que revelan el siguiente nombre: Alice Pleasance Liddell. La Alicia del mundo real.

Juegos de palabras, acertijos y referencias victorianas que según dicen algunos, esconden mensajes secretos ¿Simbolismos Masones? Algunos creen que hay cientos en los libros. Dicen que los números 5, 7 y 2 que aparecen en la obra, tienen significados simbólicos importantes en la masonería, como el 5 siendo un número mágico, el 7 representando la creación y el conocimiento, y el 2 simbolizando la dualidad. Pero jugaba también con el número 42. 42 son las reglas que gobiernan al país Maravillas, 42 ilustraciones tuvo el primer libro; Alicia tiene 7 años y 6 meses que al multiplicarse dan 42. O las barajas de cartas, donde los corazones, podrían asociarse a símbolos masónicos, como el sol y el amor. Podría ser que el “viaje místico” de Alicia al ingerir la seta, fuese una alegoría a rituales chamánicos y de iniciación masónica.

Un escritor de nombre Richard Wallace, especuló que el autor de Alicia era el hombre que estaba realizando los asesinatos que azotaron Londres en 1888. Según él, se debía a que Carroll había publicado frases con referencias a los crímenes. Esto último me llena de sorpresa, porque la imaginación nos hace encontrar cosas que a veces son inverosímiles.

La génesis de su narrativa se ha discutido ampliamente dejando un halo de especulaciones. ¿Habrá sido el consumo de estupefacientes? ¿Hongos? O más bien, esa  extraña dolencia que me hace sentirlo tan cercano.

El psiquiatra británico John Todd le bautizó con el nombre de Síndrome de Alicia en el país de las maravillas (AIWS, por sus siglas en inglés). Yo no lo padezco porque terminada mi etapa de fertilidad, los dolores de cabeza desaparecieron poco a poco, hasta tener, sólo a veces, un aviso de que pudiera ser que ahí viene, pero ya conozco técnicas que no incluyen fármacos, y las amebas se disipan mientras respiro y aprieto un punto LI-4 llamado Hegu, de acupuntura en el dorso de la mano, que se encuentra entre la base del pulgar y el dedo índice.

Hoy se piensa que lo más probable es que sea causado por un cambio en una parte del cerebro, probablemente el lóbulo parietal, que procesa las percepciones del entorno. Una rara condición neurológica caracterizada por distorsiones visuales transitorias, como alteraciones en la forma, el tamaño y la posición de los objetos.

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Foto de Annie Spratt en Unsplash

Las cosas que están quietas parecen moverse, lo que genera un estado de alerta y preocupación. Las caras de la gente se ven distorsionadas y si uno es propenso a creer en el maligno, comienza la sudoración a escurrir agua en la vestimenta. Las partes de los cuerpos o las cosas alrededor se ven más grandes, más pequeñas, más cercanas o más lejanas de lo que realmente son o están, y aparece un leve mareo. Esas líneas que para los demás son rectas, parecen onduladas. Los objetos tridimensionales se ven planos. Las cosas cambian de color o se inclinan hacia un lado. Los colores son más brillantes. Las personas y los objetos se ven estirados.

Diez años antes de la publicación de su famosa obra, en la revista que editaba la familia de Carroll llamada «Mischmasch» aparece un escrito, corría el año de 1865, donde dibujó la figura de un elfo, en la cual falta la mitad izquierda de su rostro y de la extremidad superior izquierda. Pudiera ser que se tratase de un escotoma producido por un aura migrañosa que ya padecía cotidianamente.

De hecho hay un artículo publicado en el Journal of Nervous and Mental Disease en 1952, donde el Dr. Lippman afirma que el famoso autor, había utilizado sus propias experiencias migrañosas como una fuente de inspiración para sus libros. La mayor parte de los pacientes con esta afectación, sufren de migraña o epilepsia.

Así con su seudónimo, Lewis Carroll, sin duda nos mostró el  país de las maravillas que conocía tan bien. Sus personajes estaban basados en personas reales. Su Alicia estaba inspirada en Alice Liddell, la hija del decano de la Universidad de Oxford, donde Carroll trabajaba. De hecho, la primera versión de Alicia en el país de las maravillas, surgió en un paseo en barco con las hermanas Liddell por el río Támesis hacia Godstow, a unos 4 kilómetros al noroeste de Oxford. El calendario marcaba  el 4 de julio de 1862.

Hoy se celebra cada año el Día de Alicia el 4 de Julio en Inglaterra, una sonrisa cruza mi rostro, cuando pienso que un dolor de cabeza puede generar un mundo extraordinario, encontrando en él un campo de creatividad inimaginable. Pensar que pasé tantos días bajo el sopor del malestar, me lleva a pensar que, sin duda, cuando aparezcan las amebas, tal vez pueda ponerlas a hablar, a contarse cosas, a preguntarles si de ese mundo donde vienen, habría algo interesante que pudiéramos contar.

DZ

Nota al margen Según la OMS, la migraña es la 8ª enfermedad más discapacitante de la humanidad en días de capacidad por años vividos.

“Las tres niñas estaban en el jardín principal la mayor parte del tiempo, y nos hicimos excelentes amigos. Tratamos de agruparlas en el primer plano de la imagen, pero no eran personas que se quedaran sentadas pacientemente”, escribió Dodgson en su diario el 25 de abril 1856.

Y Carroll sabía captar esas características de la niña en sus fotos.