Las empresas han acuñado el término “última clase” para ofrecer a los clientes boletos más baratos aunque sin ningún tipo de servicio o lujo
Las principales compañías aéreas han comenzado a vender boletos para asientos “de última clase” (“Last class”), refiriéndose a asientos que son menos cómodos que los de clase “económica”.
Si bien el término “última clase” no está catalogado oficialmente como tal, expertos han señalado que los empleados de las aerolíneas utilizan el término para referirse a asientos que están muy cerca de los sanitarios, de la parte trasera, cerca de la cocina o de las salidas de emergencia, ya que dichos asientos presentan pocas comodidades como no ser reclinables, y son considerados como “malos asientos”.
También puede referir a asientos que pueden ser los mismos que los asientos de clase económica, pero los clientes reciben menos servicios a bordo y menos flexibilidad.
Los clientes que son asignados a la “última clase” no pueden cambiar su boleto sin cargo, obtener un reembolso o elegir un asiento con antelación. Estos pocos boletos han sido introducidos para competir con aerolíneas de bajo costo como Ryanair o EasyJet, quienes han normalizado sus servicios de vuelos “sin lujos”.
En los presupuestos de los usuarios de aviones ahora están acostumbrados a gastos de cancelación, el pago de equipaje facturado y el costo de alimentos y servicios a bordo.
Aunque no existe de manera oficial esta cuarta clase en cualquier línea aérea, también las aerolíneas han comenzado a colocar los asientos más cercanos uno de otro, y ofreciendo entradas más baratas a los clientes que estén dispuestos a renunciar a ciertos servicios.
British Airways ya ha comenzado a vender boletos ‘sin lujos’ a los pasajeros que solo incluyen equipaje de mano.
Delta Airlines ofrecen también un similar ticket ‘económico básico’ que no permite restituir o subir de clase.
Con información de Telegraph