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Académica busca mejorar funcionalidad de quienes padecieron alguna EVC
Cerebro. Foto de Robina Weermeijer / Unsplash

La Enfermedad Vascular Cerebral (EVC) provoca en quienes la padecen algún grado de discapacidad, y para mejorar la funcionalidad y revertir los daños a la memoria, una académica de la UNAM realiza pruebas con un programa computarizado.

Laura Elisa Ramos Languren, de la Facultad de Psicología, labora en un entrenamiento computarizado para evaluar la condición neuropsicológica de pacientes con secuelas.

Académica busca mejorar funcionalidad de quienes padecieron alguna EVC - laura-elisa-ramos-languren
Laura Elisa Ramos Languren. Foto de UNAM

La EVC es una alteración en las neuronas provocada por la disminución del flujo sanguíneo al cerebro, y dependiendo del área afectada, puede causar dolor, picor, hormigueo o ardor.

Asimismo deriva en deficiencias motoras como parálisis; en la alteración de la sensibilidad como temperatura, tacto y dolor; en cuanto a lenguaje dificulta el habla o vocalización; puede también complicar la deglución, disminuir el campo visual y ocasionar problemas para controlar las emociones.

En México, 118 personas por cada 100 mil habitantes la padecen, siendo su rango de aparición a partir de los 45 años.

Ramos Languren argumenta la importancia de atender las secuelas de la Enfermedad Vascular Cerebral en que para 2030 habrá en México más de 20 millones de adultos mayores, “por lo que el sistema de salud debe adecuarse para tener estrategias de prevención y tratamientos apropiados”.

El entrenamiento computarizado consiste en estudios electrofisiológicos y bioquímicos.

“Primero hacemos pruebas de tamizaje a los pacientes para saber si no tienen deterioro cognitivo o daño neurológico severo; después medimos ‘potenciales evocados’, que justamente se evocan a partir de un estímulo a través de una serie de imágenes que se presentan y en las que se debe identificar una que no es frecuente”, explicó la académica de la UNAM.

Cuando el estímulo no es frecuente, el cerebro da una respuesta de alrededor de 300 milisegundos, lo que indica que la persona mantiene su atención y trata de memorizar algo que se le pide en el momento. Pacientes con EVC tardan más milisegundos en hacerlo, por lo que los científicos buscan saber si con un entrenamiento cognitivo la memoria responde como lo hace en quienes no han tenido un evento de ese tipo.

Con información de López-Dóriga Digital