Alrededor de las 19:00 h del pasado miércoles, un mexicano, cuya identidad se desconoce, cruzó a pie desde Tijuana, Baja California, hacia San Ysidro, California. Personal de Aduanas y Protección Fronteriza le solicitó sus documentos y lo enviaron a inspección secundaria, donde fue retenido por contar, supuestamente, con una orden de aprehensión, y fue sometido … Continued
Alrededor de las 19:00 h del pasado miércoles, un mexicano, cuya identidad se desconoce, cruzó a pie desde Tijuana, Baja California, hacia San Ysidro, California.
Personal de Aduanas y Protección Fronteriza le solicitó sus documentos y lo enviaron a inspección secundaria, donde fue retenido por contar, supuestamente, con una orden de aprehensión, y fue sometido con un taser (pistola que emite descargas eléctricas paralizantes).
Según los agentes fronterizos, el ahora fallecido agredió a cuatro oficiales que intentaron someterlo, por lo que usaron el taser. Cuando arribaron paramédicos y policías de San Diego, un agente de la aduana buscaba hacer reaccionar al hombre, que se encontraba en el piso de la garita internacional.
El hombre fue trasladado a un hospital y se desconoce dónde falleció, si en la garita, en el trayecto al nosocomio o en el centro hospitalario.
Los informes retoman las declaraciones de los agentes policíacos y solo una investigación incluye evidencias de los sistemas de vigilancia o testimonios.
Los policías fronterizos involucrados en este crimen se encuentran libres, aunque sujetos a investigación, aun cuando argumentan que usaron las técnicas y la fuerza permitida en los protocolos de seguridad.
Además de las autoridades federales de Estados Unidos, este caso es investigado por el Departamento de Homicidios de la Policía de San Diego.
El 29 de mayo de 2010, en la misma garita, el mexicano Anastasio Hernández Rojas fue golpeado por una decena de agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y además le aplicaron descargas con pistolas eléctricas en el cruce peatonal.
La golpiza, que le provocó la muerte, fue grabada en un celular por un residente de California, Estados Unidos, quien fue testigo de la manera en que los agentes de la Patrulla Fronteriza atentaron contra la vida de Hernández.
Con información de La Jornada