El papa Francisco evita, por lo general, aludir a cuestiones culturales espinosas como el aborto aduciendo que la doctrina de la Iglesia católica sobre la santidad de la vida es bien conocida. Pero el sábado formuló una intensa aunque silenciosa declaración contra el aborto durante su visita a Corea del Sur, deteniéndose a orar frente … Continued
El papa Francisco evita, por lo general, aludir a cuestiones culturales espinosas como el aborto aduciendo que la doctrina de la Iglesia católica sobre la santidad de la vida es bien conocida.
Pero el sábado formuló una intensa aunque silenciosa declaración contra el aborto durante su visita a Corea del Sur, deteniéndose a orar frente a un monumento para bebés abortados en una comunidad dedicada a cuidar de pacientes con severas incapacitaciones genéticas que suelen argüirse como justificación para abortar.
Francisco inclinó la cabeza para orar frente al monumento —un jardín moteado de cruces blancas de madera— y habló con un activista antiaborto discapacitado que carece de extremidades.
También pasó una hora bendiciendo a docenas de coreanos discapacitados que viven en la comunidad de Kkottongnae, fundada por un sacerdote en los años 70 para recoger a niños y adultos discapacitados abandonados por sus familias. Todavía existen un tremendo estigma y discriminación en Corea del Sur en perjuicio de los ciudadanos discapacitados.
Francisco acarició y abrazó a cada uno de los residentes de la comunidad y pareció conmovido cuando una de las ancianas con parálisis cerebral, Kim Inja Cecilia, le entregó un origami en forma de cigüeña que ella misma había hecho con sus pies.
Corea del Sur prohibió el aborto en 1953 con excepciones por violación, incesto o trastornos genéticos severos. El tribunal constitucional ratificó la prohibición en 2012.
Pero los activistas dijeron que durante décadas las autoridades se han hecho de la vista gorda en este país que cuenta con una de las menores tasas de nacimientos en el mundo.
Francisco se refirió a la “cultura de muerte” durante su homilía del viernes. Aunque, de manera general, se ha abstenido de formular condenas enérgicas del aborto.
En una entrevista en 2013 con una publicación jesuita, Francisco admitió que había sido “reprendido” por no insistir en la cuestión. Pero agregó que no era necesario machacar sobre el tema todo el tiempo.
“El ministerio pastoral de la Iglesia no puede obsesionarse con la transmisión de una multitud desarticulada de doctrinas para imponerlas insistentemente”, dijo el papa en ese entonces. “Tenemos que hallar un nuevo equilibrio, porque de otro modo el edificio moral de la Iglesia probablemente se precipitará como un castillo de naipes, perdiendo la frescura y fragancia del Evangelio”.
Con información de AP.