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¿Cuál es el proceso para tener una “muerte digna”?
Foto de Internet

En últimas fechas ha llamado la atención del caso de Brittany Maynard, una joven de 29 años en Estados Unidos que decidió poner fin a su vida al padecer cáncer terminal, por lo que se mudó de California a Oregón para cumplir su deseo de tener una muerte digna.

Pero ¿sabe qué es una muerte digna?

El estado de Oregon permite, desde 1997, que los pacientes de enfermedades terminales poner fin a su vida con la administración de medicamentos legales prescritos especialmente para esto.

Aunque prohíbe específicamente la eutanasia, es decir, que un médico administre directamente un medicamento para acabar con su vida, sí legaliza el suicidio asistido. El médico receta el medicamento, y el paciente tiene la total responsabilidad de tomarlo.

Esta ley no ha sido aprobada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos, pero admite que cada estado tome la decisión de permitir o no el suicidio asistido. Hasta ahora, Washington, Vermont, Nuevo México y Montana han permitido leyes iguales o similares a las de Oregon en este sentido.

Para poder aplicar al suicidio asistido, el paciente debe sufrir una enfermedad terminal con un diagnóstico de sobrevivencia no mayor a seis meses de vida, dictaminado por dos médicos. Además, debe ser mayor de 18 años y ser capaz de tomar decisiones de manera consiente.

Solo médicos con licencia en Oregon, que sean doctores en medicina o en osteopatía pueden recetar las drogas letales al enfermo. Para eso, el paciente deberá hacer dos peticiones orales separadas al menos por 15 días, y una petición escrita firmada por dos testigos, al menos uno que no esté relacionado con el paciente.

El paciente decide el día de su muerte, así como quien lo acompañará. Puede o no estar un médico, siempre y cuando sea el mismo paciente quien tome los medicamentos letales, que en su mayoría son barbitúricos.

Algunos medicamentos que se utilizan son secobarbitales, que deprimen la actividad cerebral, inhiben al sistema nervioso y al respiratorio. Antes de esto, se reduce el riesgo de vómito con un medicamento contra mareos. El proceso toma desde 25 minutos hasta una hora y media, tras lo cual el enfermo quedará inconsciente.

En cualquier momento que así lo sienta, el paciente puede revocar su decisión o, como en el caso de Brittany Maynard, posponerla hasta nuevo aviso.

Con información de Univisión