En lo que se toman las medidas de fondo que anunció ayer el presidente (que implican la puesta de acuerdo de la Federación y los gobiernos de Puebla, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Estado y Ciudad de México para homologar la verificación vehicular), y que Miguel Ángel Mancera juzga insuficientes, la capital volvió a aplicar la receta … Continued
En lo que se toman las medidas de fondo que anunció ayer el presidente (que implican la puesta de acuerdo de la Federación y los gobiernos de Puebla, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Estado y Ciudad de México para homologar la verificación vehicular), y que Miguel Ángel Mancera juzga insuficientes, la capital volvió a aplicar la receta colombiana pico y placa que se adoptó en 2002 ante otra catástrofe ambiental y que hace poco más de un mes, qué bueno, se precisó como protocolo en la Gaceta Oficial.
Aunque la actividad industrial en el Valle de México provoca humos y polvos letales, la mayor cantidad de veneno (más de 70 por ciento) proviene de vehículos terrestres y aéreos.
Si hasta el eléctrico Metro contamina, ¿cuánto no intoxican el transporte de carga, los microbuses o los destartalados camiones recolectores de basura con sus viejos motores, la pepena y el zangoloteo de los desperdicios?
Audacia y determinación, pidió Peña para enfrentar el problema.
Cobardía y consultitis viene siendo la conducta de los siete gobiernos implicados para no agarrar el toro por los cuernos.