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El planteamiento de una sensata inquietud en el salón de la Tesorería de Palacio Nacional provocó antier gran revuelo en el ciberespacio. Se gestó el hashtag #PrensaChillona donde miles de ignorantes xenófobos pusieron el grito en el cielo por la participación de activistas y comunicadores españoles en la mañanera presidencial de ese día.

Según difundió el portal de fanáticos Polemón, en la conferencia “se colaron dos activistas que se identificaron como Silvia Chocarro, representante de una coalición de organizaciones de defensa de la libertad de expresión, y Jan-Albert Hootsen, representante en México del Comité para la Protección de Periodistas. Ambos le preguntaron al mandatario si estaría dispuesto a comprometerse con un “sí o un no” a no utilizar un lenguaje que presuntamente estigmatiza el ejercicio periodístico…”.

Fue Silvia Chocarro Marcesse (quien con Ana Cristina Ruelas publicó en El País el artículo No se mata la verdad matando periodistas denunciando que más de 90 por ciento de los asesinatos de informadores no se ha resuelto y que matar a periodistas no tiene consecuencias), quien habló así al presidente López Obrador:

“Valoramos positivamente el compromiso de México en todo lo que es el apoyo de México a las resoluciones de Naciones Unidas y muy concretamente a la última resolución de Naciones Unidas sobre la protección de periodistas, que por primera vez en la historia de estas resoluciones pide muy específicamente y hace un llamado a las autoridades públicas a que se abstengan de denigrar a periodistas (…). Las narrativas que estigmatizan periodistas aumentan el riesgo de que estos periodistas sean objeto de amenazas, y como usted bien sabe, las amenazas acaban en violencia real (…). Estos periodistas están preocupados de que la máxima autoridad del país utilice un lenguaje que pudiera legitimar que otros cargos públicos en los estados o a nivel municipal, un lenguaje que pudiera denigrar a los periodistas y en ocasiones incluso amenazarlos (…). Creemos que desde la Presidencia del gobierno hay que tener un cuidado exquisito con el lenguaje (…). Por eso, señor presidente, mi pregunta es: ¿se compromete usted hoy aquí en este momento a partir de ahora a utilizar un lenguaje que en ningún caso pudiera estigmatizar el ejercicio del periodismo o a los y las periodistas? Muchísimas gracias”.

El interpelado negó el señalamiento: “Yo quiero estigmatizar a la corrupción, no a los periodistas”, pero Silvia insistió.

“Siempre los he respetado a todos, no los veo como enemigos, sino como adversarios…”, repuso el Presidente.

¿Consecuencia? Ahora circulan en las redes algunas de las descalificaciones de López Obrador a los periodistas: hampa del periodismo, chayoteros, fantoches, conservadores, sábelotodos, hipócritas. doblecaras, mostraron el cobre, prensa fifí, prensa opositora, prensa alquilada, prensa inmunda, prensa vendida… sin estigmatizarlos, claro.