Patético espectáculo este donde muchos toman vuelo para que la mierda que avientan viaje lejos y deshonre lo más. Lo de temporada es linchar en caliente. Entre descomedimientos como pedir la renuncia del presidente Peña Nieto, o que López Obrador explique por qué se anda tomando fotos en los mítines, se ha perdido la capacidad … Continued
Patético espectáculo este donde muchos toman vuelo para que la mierda que avientan viaje lejos y deshonre lo más.
Lo de temporada es linchar en caliente. Entre descomedimientos como pedir la renuncia del presidente Peña Nieto, o que López Obrador explique por qué se anda tomando fotos en los mítines, se ha perdido la capacidad de discernir.
Está el ejemplo de la señora Noemí Berumen, tirada a los perros, condenada ipso facto al escarnio. No he escuchado la pregunta de si el apoyo que dio al matrimonio Abarca-Pineda fue del cómplice en una asociación criminal, o un loable acto de fraternidad en la desgracia, sabedora de que los destinos probables serían el circo y la cárcel.
O el de Iztapalapa. Dado que los Abarca fueron capturados en esa zona donde el PRD tiene una gran reserva electoral, ¡resulta lógico que ahí se cobijaran los presuntos autores intelectuales de la tragedia de Iguala! ¡Qué se diría de haberse rentado la casa del otro lado de la calzada Zaragoza, en el intermitentemente priista Neza!
Sometidos los Abarca, la secuencia apunta para que la presión recaiga sobre la capacidad de la PGR para investigar y sacar conclusiones útiles y rápidas. Ya no hay estaciones intermedias. Más vale que el procurador Murillo Karam se apure.
La muchedumbre no está para menudencias, cortedades ni tecnicismos. Trae un hambre que no se va a satisfacer con platos de segunda mesa, tipo el gobernador de Guerrero o el matrimonio de los de Iguala.
Y trae prisa, procurador. Usted es el siguiente en la lista. Porque como nunca, los tiempos de la justicia son los de la política.