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Una Guardia Nacional bajo la férula de la Secretaría de la Defensa reactiva las alarmas de quienes vienen previniendo contra una “militarización” que en rigor no será “del país”, sino, en todo caso, de la seguridad pública.

Concebida para que se conforme con Policía Federal, Militar y Naval, la idea de Andrés Manuel López Obrador es esencialmente atinada porque no realizará tareas militares.

Y lo es pese al fallo de la Suprema Corte de Justicia contra la Ley de Seguridad Interior, en la que 10 de los 11 ministros hallaron diversas razones para fumigarla (sobre todo que el Congreso carece de facultades para legislar en el tema), no necesariamente la indeseable “militarización”.

El anuncio del miércoles tuvo, sin embargo, el triste defecto de demeritar a la Policía Federal (90 años de existencia), la más capacitada y mejor calificada de cuantas corporaciones policíacas existen, y se dio a entender, sin argumento sólido alguno, que se le aplicará lo mismo que al saludable NAIM en Texcoco: la eutanasia.

Los cimientos

Las fuerzas armadas son instituciones sujetas a la voluntad del poder civil. El bien jurídico tutelado de mayor valor en el Ejército y la Marina Armada es la disciplina, investida de cualidades fundamentales como el honor, el deber, la lealtad y la honestidad que, cuando se traicionan, son severamente castigados en los tribunales castrenses.

Por lo que se sabe hasta hoy, disciplina y las virtudes referidas darán sustento a la Guardia Nacional, ya que su estructura orgánica y funcional debe apegarse a derecho y estar imbuida del deber de protección y defensa de la población y de sus bienes.

La naturaleza que da certidumbre al bien jurídico superior de la seguridad de la nación es lo que fortalece el cumplimiento de las órdenes, arraiga el sentido de pertenencia (espíritu de cuerpo) y apuntala lealtad hacia las autoridades legalmente constituidas, lo cual no priva, sino todo lo contrario, en las muy degradadas estructuras policiales.

Bajo la tutela de la Secretaría de la Defensa, la Guardia Nacional se anticipa como garantía de homogeneidad en la preparación de sus integrantes: concentración y eficiencia de recursos en el cumplimiento de tareas, así como la coordinación y cooperación con las fuerzas armadas (ejércitos de tierra, mar y aire) para atender de manera integral, como policía, la función primordial de dar seguridad pública al Estado mexicano.

No serán soldados

Mucho de ignorancia y propensión al rollo “civilista” y “democrático” hay bajo el clamor contra la falsa “militarización del país”.

Quienes integren la Guardia Nacional no serán soldados en activo, sino policías como los federales de ahora: capacitados en el nuevo sistema de justicia penal y en protocolos para la puesta a disposición, la cadena de custodia, el informe abreviado, etcétera, todos eventualmente sujetos a los tribunales civiles…