Elecciones 2024
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Iba yo a escribir unos Congresos locales, una Cámara federal de diputados, unas alcaldías y una gubernaturas sin animales en las próximas elecciones, lo cual sería mal interpretado. Y ya en ése contexto, en el de la mala interpretación, primero: sería mucho pedir y segundo: estaría yo faltando a los derechos de los animales. Quiero aquí hacer ver que cuando hablo de una mala interpretación, me refiero a la posibilidad de que algún lector juzgara que en mi escritura estoy usando el sustantivo animal como adjetivo calificativo sinónimo de tonto o duro de entendederas. Es por eso que escribí que si así se entendiera sería mucho pedir; siempre habrá, entre los candidatos elegidos para los cargos que estarán en juego el domingo 7 de junio, uno que otro de escaso entendimiento o razón. Por otro lado, tal y como apunté, sería una falta al derecho de los animales usar el singular de dicho sustantivo como aún en la actualidad lo hace el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española en su tercera acepción: “persona de comportamiento instintivo, ignorante y grosera”.

Para aquellos que como yo -antes de escribir lo que usted lee- no están enterados de que los animales tienen derechos, les diré que está en boga entre sociólogos vanguardistas y ecólogos el argumento de la “Superposición de especies”, que está en contra del “Antropocentrismo especista”: primicia de que el ser humano es un animal con “características que lo hacen especial” como el razonamiento, el pensamiento, la inteligencia, etcétera. Sólo los que tienen dichas características, tienen derechos. Pero el problema de esta primicia es que hay seres humanos que carecen de éstas capacidades como los enfermos comatosos, los bebés o personas con problemas mentales (realidad innegable). Luego, ya no se podría usar las “características que lo hacen especial” como tesis para asignarle derechos sólo al ser humano. Lo único que quedaría sería establecer que todo ser viviente siente. Por lo tanto, todos los seres sintientes tienen derechos.

Al cabecear mi colaboración de hoy con la posibilidad, de que como en los circos, en las boletas electorales, de los próximos comicios, no haya animales, me refiero, obviamente, al único partido político cuyo símbolo es un animal, un ave, concretamente un tucán. De esta ave la zoología nos dice que es de la familia Ramphastidae aunque en política es de la familia González Torres; dice la ciencia que el tucán es sedentario porque no es un ave migratoria lo cual también coincide en la política donde es reticente a dejar los cargos sean éstos en el Congreso, en las alcaldías o en chambas donde sea posible hacerse de billetes verdes a los que son afectos de ahí su nombre: Partido Verde Oportunista, es decir Ecologista. Por cierto, en la actualidad ya tienen su primera gubernatura cosa que los tiene chiapasionados. El tucán habita el sur de México, su región favorita es la del Caribe, propiamente no vive en los manglares, pero sí vive de ellos dado que con sus influencias puede lograr la posibilidad de quitarlos para que en los lugares antes ocupados por mangles se construyan hoteles y condominios donde hacer sus nidos y algunas fiestas donde echan la casa -con todo e invitadas- por la ventana.

Como el lector sabrá, porque ha sido noticia en los medios y tema de comentarios de los columnistas y analistas políticos, al comenzar el presente año la Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral (INE) ordenó la suspensión de los cine-minutos que de tiempo atrás venía proyectando el susodicho Partido Verde, así como el retiro de propaganda referente a los informes de labores de sus legisladores.

La orden no se cumplió. Por el contrario, el verde lanzó la segunda parte de la campaña de cine-minutos en las cadenas Cinemex y Cinépolis por lo que se hizo acreedor a una multa de 37.7 millones de pesos. Cifra que comparada con los 447.5 millones de pesos que de nuestros impuestos le damos a ese partido para su campaña electoral del 2015 no llega ni a 10 por ciento. Como hubo desacato, la presidenta de la precitada Comisión de Quejas y Denuncias, Adriana Favela aumentó la sanción a 67.1 millones -14.99% de su presupuesto o sea ni siquiera el IVA- y multó a las cadenas cinematográficas con 7 millones 10,000 pesos a cada una.

Por cierto, según lo dicho por el PAN, la campaña del Verde en Cinemex y Cinépolis les salió casi regalada: por la exhibición de sus cine-minutos en 5,000 salas del país durante 20 semanas tuvo un costo promedio de 400 pesos. Ahí la autoridad debería de investigar si hay conflicto de intereses. Por cierto, en las mencionadas cadenas cinematográficas donde una botella de medio litro de agua cuesta 30 pesos, venden, sin restricción alguna, toda clase de golosinas altas en calorías y en precio a los niños y a los papás de los niños.

Para concluir: la idea de titular la columna “una boleta electoral sin animales”, me la proporcionó, sin proponérselo, Martí Batres, presidente del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) al declarar ante el INE que el Partido Verde “ha violado la ley una y otra vez, por lo que ya es hora de que se le sancione de forma definitiva, quitándole el registro”.