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Al aprobar la iniciativa de nueva ley que propuso Ricardo Monreal, el bloque lopezobradorista en el Senado amartilló la pistola que, si la dispara la mayoría morenista y moreniana en San Lázaro, matará la autonomía del Banco de México y dejará en riesgo las reservas internacionales (equivalentes a poco más de 194 mil millones de dólares).

Con la retorcida coartada de “proteger” el dinero que envían a sus familias los migrantes, por 67 votos contra 23 se aprobó el proyecto que anticipa el aceleramiento de otros atentados contra instituciones clave del Estado mexicano.

La gravedad está resumida en un tuit del subgobernador de la institución Gerardo Esquivel: “Lamentable que se hayan aprobado en el Senado reformas a la Ley del Banco de México que ponen en riesgo las reservas internacionales y que atentan contra la autonomía del Banco de México. Espero que en la Cámara de Diputados se corrija esta situación…”.

Para que se aprobara esta reforma se arguyó que lo que se busca es “proteger y fortalecer la economía de las familias mexicanas”; el presidente de la Comisión de Hacienda, Alejandro Armenta, dice que solo se trata de atender las “diferentes problemáticas” a que se enfrentan los paisanos que originan las remesas. Sí, Chucha.

Para el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, lo que en realidad se pretende es que el BM absorba los “excedentes”, o sea todos los dólares que están en las casas de cambio y en los bancos, una cantidad incalculable de dinero chueco, con el peligro evidente de que la institución se convierta en una gran lavadora: “Las operaciones en efectivo conllevan la posibilidad de que recursos de procedencia ilícita se incorporen en el circuito del efectivo en moneda extranjera que administra el sistema financiero, y dicho riesgo sería transferido al BM al imponer la obligación de recibir los recursos en efectivo.

Ello podría derivar en sanciones a escala internacional que inhiban las operaciones del banco central en moneda extranjera”, alerta. “Cualquier iniciativa que afecte su operación y que coloque en riesgo dicha credibilidad tendría un impacto negativo profundo sobre el entorno para promover la inversión y sobre la estabilidad macroeconómica de México”, manifiesta.

Ya desde el 30 de noviembre la secretaria de la Comisión de Hacienda del Senado, Minerva Hernández Ramos, había advertido lo “delicado” de aprobar reformas de manera apresurada y reprochó que el dictamen ni siquiera fuera consultado con el propio Banco de México ni la Secretaría de Hacienda: “Carece de elementos técnicos, no se hizo bien, no se permitieron analizar los alcances y repercusiones en la economía del país y únicamente se sustenta en notas periodísticas…”.

Tan a lo güey se comportó la aplanadora senatorial que ignoró el Informe Estadístico sobre el Comportamiento a la Inversión Extranjera Directa en México emitido por la Secretaría de Economía el pasado 25 de noviembre.

Un bodrio, pues, letal para el Banco de México.