Elecciones 2024
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El tema de las buenas calificaciones del presidente López Obrador es algo que se debe considerar y sobre todo de analizar objetivamente.

Qué bueno, sí, qué bueno que México tenga un presidente que lo aprueba la gran mayoría, eso para el buen entendedor nos refleja que es una persona querida, un hombre que la gran mayoría de los mexicanos lo ven de forma correcta.

Sí, qué bueno que su objetivo central sea combatir la corrupción y acabar con la impunidad que tanto daño ha hecho a los mexicanos.

Todo ello se debe de reconocer y se debe de valorar, de ahí los buenos números que a un año de haber asumido el cargo sigue teniendo el presidente López Obrador.

Pero… aquí está el pero: ¿de qué sirve tener un presidente muy bien calificado, cuando tenemos un país reprobado?.

De qué sirve eso, cuando vemos que la violencia está incontrolable. Cuando los asesinatos a mujeres se cuentan por docenas en el mes, cuando el número de ejecuciones se cuenta por miles y cuando una Guardia Nacional no se le ve estructura para detener los ríos de sangre que corren por todas las ciudades de México.

De qué sirve una excelente calificación de un presidente cuando la economía de su país tiene crecimiento cero, cuando los niveles de desempleo son los más altos de la historia, o cuando los empresarios e inversionistas temen arriesgar un peso en alguna nueva empresa.

Es por ello que me pregunto, ¿para qué nos sirve un presidente aprobado en un país reprobado?

México está en aprietos, está perdiendo la confianza del mundo, el presidente bien calificado en nuestro país no sale de él, no negocia, no aporta nada a las relaciones internacionales, no busca socios y no sale de su librito, me refiero a dar comentarios mañaneros hasta el cansancio y a visitar pueblos a modo en los fines de semana.

Para que nos sirve un presidente con esas calificaciones cuando México se desmorona y cuando su economía se tambalea.

De qué sirve un presidente tan bien calificado cuando los estados de la república mexicana están amenazados por el crimen organizado y cuando los presupuestos para la educación y la salud se reducen de forma drástica y agresiva para los beneficiarios.

Para qué se quiere una buena calificación si al final del día eso a nadie le importa y eso no es la solución a los problemas cotidianos.

Así las cosas, que bueno que hoy día tengamos a un presidente que manda buenos mensajes y que se puede considerar un candil de las encuestas y obscuridad de los resultados. ¡Qué bueno… o qué malo!

De ida

Lo sucedido en Guaymas es algo más que una amenaza, el atentado a la casa de la alcaldesa Sara Valle y al carro de uno de sus hijos no es cualquier cosa.

Lo que fue extraño y poco creíble fue la conferencia que la señora alcaldesa vino a dar a Hermosillo.

Todavía no se sabe bien a bien cual era el objetivo, seguramente tener mayor respuesta de los medios de comunicación estatales cuando sabía que los locales de aquel puerto no iban a creer la forma de presentar su denuncia.

¿Quién fue? Así preguntaba en su exposición, culpando o dejando ver que tiene muchos enemigos, desde un guaymense que no paga sus prediales, pasando por un abogado que le señala sus inconsistencias, hasta dejar entrever que el mismo Alfonso Durazo no le ha cumplido las promesas.

De vuelta

¿Quién fue? Dentro de su larga lista de posibles agresores, que nadie se explica porque serían ellos, dejaron fuera al crimen organizado, dejaron fuera esas amenazas que ha tenido en múltiples mantas señalándola seriamente.

Por supuesto todo ello deja abierta la mente a las especulaciones, redes sociales y a lo mejor algunos de esos que no la soportan hablan de autoatentado, algo que se ve difícil pero que las autoridades que se encargan de investigar el hecho no deben perder de vista.

Sara Valle tiene de ahora en adelante la obligación de dar nombres de esos que señala. No puede ser tan ligera una acusación de ese nivel sin que exista un respaldo efectivo.

Si la señora presidenta de Guaymas quiere gobernar correctamente, pues tiene que hacer las cosas del mismo modo.

Aserrín

En efecto, ya comenzó la temporada de beisbol. El Estadio Sonora se vio lleno en su totalidad este sábado.

Que importante seguir promoviendo que ese estadio lleve el nombre de Fernando Valenzuela, el jugador de beisbol más grande que ha dado Sonora al mundo.

Y aquí solo debemos recordar ese enorme poema que dice “en vida hermano, en vida”

 

Victor Mendoza Lambert director de Grupo Entre Todos.

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