Elecciones 2024
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El caso Evo Morales se le va a amorcillar al gobierno mexicano, hasta convertirse en un peso muerto con el cual no sabrá qué hacer. Por eso nadie más del bloque populista latinoamericano quiso encargarse del político boliviano expulsado de la presidencia en su país.

En política exterior, pronto el distinguido huésped empezará a ser un dolor de cabeza, porque es previsible que el nuevo gobierno de Bolivia empiece a emitir órdenes internacionales de captura en su contra, por crímenes, fraudes y otras fechorías comunes en casos de mandatarios defenestrados.

Fue por eso que el dictador electoral boliviano no fue acogido por los gobiernos de Cuba o Venezuela, que hasta ahora tenían, por mucho, lazos de entendimiento y complicidades más fuertes que la 4T: Cuba y Venezuela tienen una posición endeble en el sistema jurídico internacional.

La Habana y Caracas saben que les resulta difícil cobijar a alguien cuya búsqueda sea aprobada por Estados Unidos: suficientes problemas tienen ya, como para agregarlos al estrangulamiento económico y legal que les plantean las sanciones económicas de Washington.

Por eso le sugirieron a México que se encargara del hermano Evo, al fin que hace una semana Nicolás Maduro dijo en La Habana que México es el nuevo jefe del “progresismo” en Nuestra América. El liderazgo incluye hacerse con los compañeros en apuros.

En política interna, pronto el distinguido huésped comenzará a ser un dolor de muelas por dos razones en especial:

–Una, que desde aquí hará política activa para tratar de volver al poder en su país, lo cual creará dificultades bilaterales con Bolivia. El respeto al derecho ajeno como piedra angular de la paz, dejará de serlo cuando el gobierno de Bolivia ejerza su derecho a juzgar a un gobernante que agravió al país.

–Dos, que el costo económico de su estancia va a tensar al extremo a la sociedad mexicana, pues choca con la leonina política de austeridad del gobierno que lo mantiene a él y su corte; mientras aquí dejan de recibir recursos las estancias infantiles o los hogares para mujeres golpeadas.

Pero, por encima de todo, dar posada a Evo Morales es un error político de la 4T porque su presencia en México es un recordatorio constante del fracaso del sistema de gobierno que impulsa la 4T: la destrucción de las instituciones, el secuestro del instituto electoral y la captura de los tres poderes del Estado.

Un recordatorio que incluye todo por lo que cayó Evo Morales: el fraude electoral y la gigantesca movilización popular, con anuencia del Ejército, en contra de su despotismo y de su intento de perpetuarse en el poder.

Que él esté aquí quiere decir…

Que los nuevos dictadores no son inamovibles.