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Al parecer ser dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), o desempeñar algún cargo bajo sus siglas origina en algunos sujetos un pacto con la diosa fortuna. Esa buena suerte que les cae, gratuitamente, del cielo, hace que estos individuos reciban por la vía de la herencia o del regalo: terrenos, casas y otros inmuebles.

Algunos ejemplos: al licenciado Enrique Peña Nieto, predestinado a ser Presidente de la República (2012-2018), su señora madre le donó en el año 2011, según su declaración patrimonial, dos casas. Nótese la visión de la maestra María del Perpetuo Socorro Ofelia Nieto Sánchez, que vislumbró a su hijo en la presidencia del país y, no obstante tener otros hijos en una posición económica y social menos promisoria, prefirió obsequiarle las casas a Enrique. Tal vez con la esperanza de obtener, posteriormente, algún favor especial.

Otro caso, el del distinguido priista Enrique Martínez y Martínez, exgobernador de Coahuila (1999-2005), exsecretario de Agricultura, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (2012 y 2015); el cual, conforme a sus datos patrimoniales registrados, entre sus propiedades posee un edificio, una casa y 16 terrenos, de éstos –como él dijo- compró nueve al contado, tres fueron traspasos y 4 de ellos le fueron obsequiados. Uno de los regalados es el más grande de todos con una superficie de 90 hectáreas. Sin duda don Enrique (cimiento) se encomienda al mismo santo del que es devoto el exgobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, ganador dos veces de la Lotería.

Independientemente de la gran fortuna inmobiliaria que, a decir el reportaje de Arelí Quintero, difundido en el programa radiofónico de Carlos Loret de Mola, detenta el actual director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, en su declaración patrimonial realizada el 24 de diciembre del 2018, reveló poseer, solamente, dos edificios y tres locales, dos de ellos comprados en los años setenta del siglo pasado y otro resultado de una herencia materna en 1998 cuando aún era priista: gobernador de Puebla (1993-1999).

El nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, el exgobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, ha sido acusado ante la Fiscalía General de la República (FGR) del presunto delito de enriquecimiento ilícito. El dirigente que es conocido por el sobrenombre de “Alito” fue acusado nada más y nada menos por otro priista que no canta mal las rancheras, el señor licenciado don Ulises Ruiz Ortiz quien aspiraba a ser el jerarca del antiguamente llamado partidazo y que ahora sólo es un partidito, pero, por lo visto, todavía es negocio.

Según un reporte periodístico de David Casco para el Grupo Cantón, el exgobernador de Oaxaca Ulises Ruiz hizo su denuncia con base en las inconsistencias en que incurrió el campechano al reportar la adquisición de 16 inmuebles, dos automóviles y la titularidad de cuatro cuentas bancarias. Conforme a la denuncia del oaxaqueño “Alito” omitió reportar los costos reales de los 15 terrenos de su propiedad cuyo valor comercial es de 103 millones 151 mil 537 pesos y no los 6 millones 553 mil 469 pesos que afirmó haber pagado Moreno Cárdenas.

El partido tricolor –que es lo que verdaderamente está en disputa entre estos dos ex gobernadores- emitió un boletín con la pretensión de exonerar a su dirigente: “para hacer los pagos (de sus propiedades) tuvo que recurrir a créditos inmobiliarios, la dación (acción y efecto de dar) en pago de dos lotes y una donación familiar”. Esto último confirma mi aserto de introducción al tema de hoy, donde aseveré que en eso de las donaciones y las herencias los priistas tienen más suerte que un pederasta en un kínder.

Pero la bronca entre “Alito” y Ulises es similar al pleito que Francisco Gabilondo Soler, “Cri Cri” describió entre el comal y la olla.

Don Ulises dio muestras de su gran calidad humana cuando, en el año 2017, siendo gobernador de Oaxaca, construyó un modernísimo hospital valuado, entonces, en 1,500 millones de pesos, las tres cuartas partes del presupuesto total que la Federación destinó a la entidad del sur del país.

Sólo que existió un pero, el hospital dotado de los más modernos instrumentos quirúrgicos, no se construyó en Oaxaca, tal como lo informó el periodista Francisco Rodríguez, se construyó en la Ciudad de México, su propietaria es la señora María de Lourdes Salinas Ortiz, esposa de la finísima persona que responde al nombre de Ulises Ruiz, quien sólo destinó 80 millones de pesos para los servicios de salud de los oaxaqueños.

Así están las cosas en lo que queda del PRI.

80 Aniversario

En el octogésimo aniversario del Partido Acción Nacional (PAN) reapareció, con tenis en lugar de botas, el inefable Vicente Fox, quien se dijo panista de corazón aunque haya pugnado por el triunfo de Peña Nieto en contra de Josefina Vázquez Mota. Aprovechó la ocasión para hacer un llamado a “darle en la madre a la cuarta T”. “Acción Nacional —dijo— es un partido con gente  maravillosa, hay una apertura a que todos participemos, vamos a volver a cabalgar de nuevo, porque las tepocatas, chinches bravas y víboras prietas están de regreso, refugiadas en la 4T”. Si están de regreso es porque él no las exterminó como prometió.