Elecciones 2024
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El pasado lunes, en Charlotte, Carolina del Norte, Estados Unidos, comenzó la Convención Nacional Republicana, con la asistencia de sólo seis representantes de cada estado y territorio –en total 336 personas–, y con el uso del cubrebocas como medida obligatoria; únicamente se lo podrán quitar los oradores al momento de llegar a la tribuna para decir su discurso, previa limpieza del micrófono.

La gran estrella de la Convención, que está resultando menos interesante que una partida de ajedrez transmitida por radio, es Donald Trump, el cual desde el primer día –y no al final de la Convención como se acostumbraba– fue proclamado, sin que nadie le hiciera contrapeso, candidato contendiente en las elecciones de noviembre para seguir hostigando al mundo desde Washington.

Sin duda, la Convención está dedicada a Trump, quien durante las cuatro noches que durará la reunión tendrá el uso de la palabra, no para proponer un programa de gobierno, sino, como lo hizo la primera noche, para denostar al Partido Demócrata y a su candidato Joe Biden, con la expresión de falacias como la de que “los demócratas están usando el Covid-19 para robarse la elección”. Consulté con algunos mapaches mexicanos considerados los mejores del mundo en materia de robos electorales y no se explican cómo puede ser posible eso. Solamente hubo uno al que se le ocurrió que tal vez localizando casillas donde se acostumbre votar por los republicanos y se disperse alrededor de ellas y en los puntos de llegada a 20 o 30 personas sin cubrebocas y tosiendo continuamente, podrían causar temor al contagio y la deserción de los votantes.

El tema de la Convención es “Honrar la gran historia estadounidense”, durante la misma se destacará lo grandioso que se ha vuelto el país bajo el gobierno de Trump (¿?). Por supuesto que la política antimigrante sigue siendo una de las bases de la campaña del neoyorquino con imágenes y voces que repiten que los demócratas favorecen una política de “fronteras abiertas” donde “extranjeros ilegales” ocupan los empleos de los estadounidenses.

Además, según los republicanos partidarios de Donald –hay disidentes y lo han manifestado– el magnate es el único que puede defender “la libertad contra el socialismo”. Se ha calificado a Joe Biden como un representante de la izquierda radical. (Solamente falta que lo compare con el remedo de comunista Kim Jong Un, gobernante de Corea del Norte, otro orate igual que Trump. Si hubiera un campeonato mundial de locos, Trump y el gordito Kim Jong Un llegarían a la final con tiempos extras).

Pero lo inverosímil, y una prueba de que Hollywood ya se apoderó del pensamiento del gringo medio, que vive con miedo e ignorancia, es el conjunto de una serie de teorías falsas de la conspiración que según The New York Times, agrupadas bajo el término QAnon y a través del Internet han atraído a simpatizantes del presidente norteamericano, y que manifiestan falsamente “que el mundo es gobernado por una camarilla de pedófilos, adoradores de Satán, que están conspirando contra Trump y al mismo tiempo operan una red global de tráfico sexual de menores”.

Los seguidores de QAnon creen que en la agrupación conspiradora se encuentran Hillary Clinton, Barack Obama y George Soros; así como las estrellas del entretenimiento Oprah Winfrey, Tom Hanks y Ellen DeGeneres; y figuras religiosas como el Papa Francisco y el Dalai Lama. Inclusive, “muchos de ellos también creen que, además de abusar de los niños, algunos miembros de este grupo, matan y se comen a sus víctimas con el propósito de extraer de su sangre un químico que extiende la vida” (No comment).

Honestidad

El único honesto en este sexenio es el avión expresidencial. Ése no se ha vendido a ningún precio.