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Lejos de la unidad e impulso que las fuerzas democráticas de Estados Unidos requieren, para conjurar el peligro de cambiar la democracia que acaba de cumplir 248 años, por una autocracia autoritaria “nacionalista cristiana,” -nueva aparente estrategia del presidente Ruso Vladimir Putin, para neutralizar el liderazgo global de esta superpotencia-, aumenta la división.

Mas de 24 legisladores demócratas se unieron al coro de voces que piden al presidente Joe Biden abandonar su campaña por la reelección, por errores en sus intervenciones, como confundir al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky con Vladimir Putin y a Kamala Harris, su Vicepresidenta, con Donald Trump.

Eso, después de su pobre actuación en el primer debate Presidencial, el 27 de Junio, aumentó la preocupación de que las crecientes limitaciones físicas y mentales de Biden, dificulten el triunfo sobre el exPresidente Donald Trump y generen un efecto dominó, que impida a los demócratas mantener cuando menos el control del Senado.

Pero, sin reconocer sus problemas y los riesgos que genera a su aterrorizado partido, el presidente Joe Biden ha manifestado su determinación de “terminar el trabajo que comenzó” asegurando que es é’ el único que puede ganar de nuevo la elección a Donald Trump, sin recapacitar en que “todo lo que esta en riesgo” como bien dice, puede perderse, como todos sus logros en la presidencia.

En ese sentido, la decisión de Biden es una moneda al aire.

La más reciente encuesta de la cadena de Televisión ABCNews y la agencia IPSOS, señala que las preferencias electorales están empatadas en 46% entre votantes registrados, lo que no ha cambiado mucho desde el mes de Abril, a pesar de que 56% de demócratas quieren que Biden abandone la carrera por su reelección, lo que significa, como revelan entrevistas con simpatizantes de Trump, que una gran cantidad de demócratas y algunos independientes no están de acuerdo con su remoción.

Este lunes, en Milwaukee, Donald Trump volverá a ocupar grandes titulares con el inicio de la Convención Nacional Republicana, que, describen observadores, prácticamente “coronará’ a su candidato Republicano, quien se espera -aunque no esta confirmado- nomine como su compañero de fórmula al Senador Cubano Americano Marco Rubio, para tratar de obtener mas apoyo de la comunidad Latina.

Mientras los Demócratas tratan de encontrar una fórmula que permita la unidad del partido en momentos críticos para el país, buscando compañeros de fórmula a la Vicepresidenta Kamala Harris, con la Gobernadora de Michigan Gretchen Withmer, quien ya ha descartó la idea.

También citan a Gavin Newsom, gobernador de California, a Jay Robert Pritzker, gobernador de Illinois, inclusive a Michelle Obama, Hillary Clinton y otras figuras, pero dicen que nada pueden hacer, si voluntariamente el Presidente Joe Biden se niega a renunciar a su campaña por la reelección.

Entre los críticos que demandan la suspensión de la campaña de Biden por la reelección, está el actor George Clooney, quien organizó una cena para recaudar mas de 30 millones de dólares para el fondo de campaña de Biden.

De acuerdo al actor y otros artistas que asistieron, “Biden no es el que conocieron antes; le vieron frágil, con frases cortas y voz apagada, confusión y fragilidad,” lo que que generó un impresionante colapso del apoyo a su campaña por la reelección en múltiples sectores.

Las últimas encuestas, señalan que el 72% de los votantes de los dos partidos, quieren el retiro, no solo de Joe Biden, sino también de Donald Trump, quienes ya son los aspirantes con mayor edad, por los dos partidos politicos mas grandes, para la presidencia de Estados Unidos.

Líderes demócratas como el Congresista Jim Clyburn y el equipo de campaña, totalmente cerrados y renuentes a que se practiquen pruebas cognitivas a Biden, exhortan a la unidad, haciendo a un lado la preocupación, confiados en que el voto antiTrump, finalmente puede dar la victoria a Joe Biden.

Mientras la condición física y mental del presidente Joe Biden genera alarma y preocupaciones y división al seno del partido Demócrata, donadores de fondos de campaña y votantes, el mandatario descartó cualquier posibilidad de “ir a ninguna parte,” aferrado a la idea de que “sólo él puede vencer a Trump,” quien se burla de los problemas de Biden, reforzando sus ataques contra “la izquierda radical comunista”.

Tras un receso de 10 días, para atender también el curso de sus múltiples problemas legales, por acusaciones criminales, Trump reanudó eventos de campaña.

Y cuando el presidente Biden recibía a los países miembros de la OTAN, en la celebración de los 75 años de su creación, Trump se reunía en privado con Viktor Orbán, líder autócrata de Hungría, su “modelo de inspiración,” quien tras asistir a la cumbre de la OTAN, procedente de Moscú, trajo aparentemente un mensaje de su amigo común, el presidente Ruso Vladimir Putin.

Orbán no se reunió con el presidente Biden ni su gabinete, sino que voló a Florida, para reunirse con Trump a quien apoya.

Ahora, el expresidente asegura que “antes de asumir el poder, terminaría la guerra de Ucrania, obligando a ese país a ceder algunos territorios a Rusia y suspendiendo la asistencia militar de Estados Unidos”.

Viktor Mihaly Orbán, quien en 2010 ascendió al poder como líder del partido Fidesz, modificó las leyes y distritos electorales, para dar ventajas a su partido, lo que le ha permitido permanecer en el poder durante 14 años a los que -con todo bajo control- podría sumar más, lo que ha sido el sueño dorado de Trump.

Trump admira a Orbán por convertir a Hungría en lo que denomina “Democracia Cristiana No Liberal,” pero sus críticos y vecinos europeos califican como una autocracia militarista radical Cristiana y autoritaria, con restricciones al aborto, a la comunidad LBGTQ, a la inmigración, con un absoluto control del aparato Judicial y restricciones para la prensa.

Trump ha logrado con apoyo del Senador Mitch Mc. Connell, líder Republicano del Senado, la imposición de 6 magistrados radicales de derecha, quienes además, con apoyo de multimillonarios Republicanos, ha logrado controlar mediante sobornos, dádivas y favores especiales, como -al menos- a Clarence Thomas- con regalos multimillonarios, al grado que Thomas, su esposa Virginia Thomas y Samuel Alito, han manifestado abiertamente su apoyo a la conspiración de Trump, bajo el argumento de una “elección robada,” que nunca probaron.

La única verdad es que el tiempo termina y las condiciones para preservar la democracia de Estados Unidos, parecen disiparse cada día mas.