Sabemos quién es Trump, pero no sabemos el daño que puede hacer en una segunda presidencia. Lo conocemos bien a él, pero no a la sociedad americana que vota por él. Puesto todo junto, es nuestro conocido desconocido
Conocemos bien a Trump y al mismo tiempo lo desconocemos, sigue sorprendiéndonos que haya ocupado el lugar que ocupó en la historia estadunidense y que pueda repetir, para peor, en las elecciones presidenciales de hoy.
Lo conocen muy bien sus conciudadanos liberales, como lo muestra el catálogo de trumpismos que podemos esperar de una nueva presidencia en sus manos.
“Estados Unidos conoce a Trump”, escribe The New York Times, en una toma de posición contra él, a toda plana. “Es incapaz de gobernar. Véanlo, oigan lo que dicen quienes lo conocen bien. Trató de subvertir una elección y sigue siendo un peligro para la democracia. Su corrupción y su ilegalidad van más allá de las elecciones. Esta es su esencia moral. Miente sin límites. Si es reelegido, el Partido Republicano no podrá contenerlo. Trump usará el gobierno para perseguir a sus opositores. Pondrá en práctica crueles políticas de deportación masiva. Traerá la destrucción sobre los pobres, las clases medias y los empleadores. Otro gobierno de Trump dañará la ecología, hará añicos nuestras alianzas y fortalecerá a los autócratas”.
Todo lo que el NYT pone en este mensaje viene tomado textualmente de expresiones de gente cercana a Trump que participó en su gobierno o estuvo en su círculo íntimo. Los dichos de estos personajes aparecen en la misma plana del NYT donde se publica el texto que he traducido libremente arriba. Son una confesión de parte. Mejor: un retrato de Trump hecho por conocedores.
Anticipaciones catastróficas similares a las resumidas por el NYT pueden leerse en casi toda la prensa seria de Occidente, lo mismo en Estados Unidos que en Europa, en Asia, fuera de China, y en América Latina. Suficiente advertencia sobre los peligros de Trump es que sea el candidato favorito de Putin y, probablemente, de Xi Jinping.
Sin embargo, Trump podría ganar hoy otra vez la presidencia de Estados Unidos, o empezar esta noche, si pierde, un desconocimiento de la elección de consecuencias imprevisibles.
Sabemos quién es Trump, pero no sabemos el daño que puede hacer en una segunda presidencia. Lo conocemos bien a él, pero no a la sociedad americana que vota por él. Puesto todo junto, es nuestro conocido desconocido.