Elecciones 2024
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Según el diccionario de la Real Academia Española, un dogma es una “proposición tenida por cierta y como principio innegable”. Haga de cuenta que eso nos ha sucedido las últimas dos semanas.

En la imaginaria popular, las revelaciones expuestas primero por las “Guacamayas” y luego en el libro “El Rey del Ca$h” se asumieron como verdaderas, sin mayor cuestionamiento.

Y no es que no lo sean, que no tengan merecimientos para serlo, sino que se recibieron como agua para un sediento. Los millones que no están conformes con el actual gobierno, los grupos que llenan y reenvían sin ninguna reflexión verdaderas imbecilidades en las redes, que creen como parvulitos cualquier insensatez, se regocijaron, entraron en éxtasis. Qué bueno. Todos merecemos desahogarnos. Pero pasado el primer disfrute, piensa uno ¿y esto para qué sirvió?

Ya he comentado aquí que el gran riesgo de sentir que se avanza, sin que verdaderamente ocurra, es que provoca inacción. Pasma voluntades, es efímero, no conduce a nada posterior.

Es como en esas reuniones donde los vendedores de humo plantean grandes proyectos y a la mera hora no hacen nada. Claro, no es lo mismo decir que hacer.

En el caso de los hacktivistas, por supuesto, para ellos fue un gran logro. Evidenciaron la vulnerabilidad de quienes parecían invulnerables El propio presidente López Obrador confirmó el hackeo. (Y pensar que se ironizaba que en la Defensa, hasta “la hora” es confidencial).

Pero, todos quienes hemos visto lo hackeado, ¿nos hemos tomado la molestia de verificar y de doblechecar o lo hemos creído como un dogma de fe?

Por lo menos 15 medios de información dicen haber tenido acceso directo a lo que las “Guacamayas” hackearon. Han publicado notas de 35 temas diferentes y en unos han coincidido.

Son millones de correos electrónicos que contienen documentos escaneados en desorden porque existen direcciones de correo de varios buzones de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Hay mucha paja y el primer trabajo, titánico, es tratar de ordenarlo con cierta lógica y elegir algo relevante que no hayan publicado los demás. Como sea, lo que los hackers han repartido entre quienes se los han solicitado, se ha dado como bueno.

De igual forma, lo que publicó Elena Chávez, en “El Rey del Ca$h”. Ella misma lo ha dicho, es un trabajo “testimonial”. Creíble por la relación personal que tuvo con el —en una época— hombre más cercano al actual Presidente de México.

Creíble pero no necesariamente verídico y no porque la periodista mienta sino porque, como todos los testimonios, el suyo es subjetivo y se topó con una sociedad dividida, ávida (por lo menos la mitad) de recibir la supuesta confirmación de lo que se ha especulado sobre la honestidad del Presidente y de quienes lo rodean.

Como se sabe, se incluyen declaraciones patrimoniales que son públicas y entrevistas con tres políticos que fueron, pero ya no seguidores del Presidente y, en su distancia, capaces de narrar e interpretar acontecimientos a su conveniencia actual.

No desacredito el esfuerzo editorial de la periodista, simplemente intento entender sus dichos.

¡Bienvenidas las pruebas cuando se decidan a publicarlas!

Hay quien piensa que esto apenas comienza, que habrá mucho más en los meses que vienen. Y, mientras, que los torpedos que parecieron dar en la línea de flotación del barco presidencial no queden en “cuetes” que se cebaron.

A todos nos interesa la verdad verdadera.

Monitor republicano

En realidad, el Presidente si es el Rey, el “Rey del teflón”, todo se le resbala.