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Ni hay que sentarse a esperar para verlo pasar, pasará. Florestán

La noche del pasado viernes 26 de septiembre, tras los operativos de la policía municipal de Iguala contra grupos de normalistas en los que murieron seis personas y 25 más resultaron heridas, los mismos agentes del alcalde perredista José Luis Abarca detuvieron a 43 normalistas de Ayotzinapa, los entregaron a policías municipales de la vecina Cocula, quienes, a su vez, entregaron al jefe de Guerreros Unidos en esa plaza, un sujeto apodado El Gil, Gildardo López Astudillo, quien lo reportó vía celular al jefe del grupo delictivo, Sidronio Casarrubias Salgado, que se encontraba en Valle de Bravo y al que le informó que habían capturado a enemigos (de Los Rojos) que los habían atacado. Nos estamos defendiendo, le dijo.

—Defiendan el territorio —ordenó Sidronio al Gil—. Procede —agregó.

Y El Gil trasladó a los 43 normalistas, que tenía encerrados en una casa de Cocula, cerca de la suya, al basurero municipal donde, de acuerdo con las versiones de los detenidos y los peritajes de la averiguación previa de la PGR, fueron quemados durante horas, de la madrugada hasta la tarde del sábado 27 de septiembre. Después, los restos fueron triturados y, en bolsas, tirados al río San Juan.

Ese mismo sábado, El Gil escribió un mensaje al celular de Sidronio: Los hicimos polvo, los tiramos al agua. Nunca los van a encontrar.

Este texto fue descubierto en el móvil del mismo Sidronio, tras su captura el 17 de octubre, cuando circulaba por la carretera México-Toluca, hoy preso y sujeto a proceso en el penal federal de máxima seguridad de El Altiplano.

Pero faltaba la pieza central, El Gil, capturado el miércoles en un operativo de la Policía Federal en Taxco, Guerrero.

Ahora podrá, entre otras cosas, confirmar la conclusión de la PGR sobre la pira en el basurero de Cocula, como destino final de los 43 normalistas o sostener lo que denunció en una manta que publicó en Iguala con su firma, el 22 de octubre, en la que aseguraba que los estudiantes están vivos y que su desaparición pasaba por la banda de Los Rojos. La constante es, pues, el crimen organizado, como acaba de concluir el Grupo de Especialistas Independientes de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, que, sin embargo, descarta que los normalistas hayan muerto en el basurero.

Pero El Gil es central en este caso y ya lo tienen.

RETALES

1. Listo. Como se descontaba, Agustín Carstens protestó ayer en el Senado para un nuevo periodo de seis años como gobernador del Banco de México. La iniciativa presidencial fue aprobada por abrumadora mayoría;

2. Bronco. El que está poniendo nervioso a López Obrador es Jaime Rodríguez y su proyecto presidencial. No contaba con él; y

3. Grito. No entiendo que el embajador en Reino Unido, Diego Gómez Pickering, haya vitoreado a Porfirio Díaz en la ceremonia de El Grito de Independencia.

Nos vemos el martes, pero en privado

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