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El término es de quien entregó la banda presidencial al actual mandatario: el jefe de los diputados federales Porfirio Muñoz Ledo cree que México se convierte en un “país jaula” si los migrantes que entran aquí ya no pueden salir.

Pero, con la noticia de que, en los hechos, sí somos un país jaula, porque Estados Unidos ha empezado a taponear (con una primera oleada de un centenar de marines) nuestra frontera sur por el lado de Guatemala, gracias a un acuerdo de colaboración militar con ese país.

Ya, el lado estadounidense de nuestra frontera norte había sido reforzado por Trump con el despliegue de cuatro mil soldados de la Guardia Nacional para protegerse de las caravanas de migrantes que, hasta marzo pasado, nuestro gobierno aplaudía y ofrecía visas y trabajo.

Tropas americanas en los extremos norte y sur, que no dejan entrar ni salir de nuestro país a personas sin documentos. Y, según el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, para julio estaremos alojando a 50 mil migrantes, entre los que llegan y los que nos devuelve Estados Unidos.

“Nos quieren convertir en un país enjaulado, si se llega a aprobar la condición de que México sea un tercer país seguro, significa que los que entran aquí ya no pueden salir”, dijo Muñoz Ledo hace dos semanas. Y, ayer, le dijo a Milenio:

“Ya Trump está exhibiendo que tiene a México en una jaulita, y no, más bien nos quiere meter en una jaula grandota”.

Sin embargo, sí lo somos. Está en el acuerdo firmado en Washington por los gobiernos de México y Estados Unidos el 7 de junio, por mucho que el canciller dijera después en el Senado que “no es un acuerdo bilateral vinculante” sino una expresión de “voluntad política”.

¿Para qué jugar con las palabras? A cambio de no imponernos cinco por ciento de aranceles a nuestras exportaciones, Trump nos condicionó con un acuerdo de Tercer País Seguro, consistente en que México sea, como es, sala de espera de quienes buscan ingresar a Estados Unidos.

Así, México acepta a los deportados desde Estados Unidos (ocho mil para empezar) para que aguarden aquí el procesamiento de sus solicitudes de refugio, que suele extenderse hasta dos años, mediante el programa Quédate en México, hasta que se resuelva su situación.

De todos modos, México arreció a su vez el ritmo de expulsiones de migrantes a sus países de origen: de diciembre a mayo, el actual gobierno devolvió a sus países a 80 mil centroamericanos, y mandó 15 mil soldados a la frontera norte y a 10 mil a la sur.

O sea, militares por todas partes, americanos y mexicanos. Sí, estamos cerrados por dentro y por fuera:

Una jaula, pues.