La cancelación de la visa a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, no debe sorprendernos ni escandalizarnos
YO NO FUI, FUE TETÉ.- Dice el refrán (y dice muy bien) que guerra avisada no mata soldado. Estados Unidos nos lo advirtió. Una, dos y hasta tres veces: primero fue el presidente Donald Trump, después fue el secretario de Estado, Marco Rubio, y enseguida la secretaria de Seguridad Interna, Kisti Noem: Le recomendamos a México investigar a políticos de alto nivel presuntamente involucrados en el tráfico de fentanilo y migrantes. Dicha invitación, como ya es una costumbre, nos entró por un oído y nos salió por el otro. Sin embargo, en suelo norteamericano la fiscal general estadounidense Pam Bondi ya estaba haciendo su tarea. Por eso, la cancelación de la visa a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda (una de las consentidas del expresidente López Obrador) y la de su esposo Carlos Alberto Torres Torres, el dizque coordinador de Proyectos de Regeneración de Espacios Públicos en el gobierno de su mujer, no debe sorprendernos ni escandalizarnos. Mucho menos debemos tomar esta medida como una afrenta a México y a los mexicanos. Estados Unidos está haciendo lo que nosotros no: Investigar y ejecutar. Ellos, Marina y Carlos, aseguran que la razón por la cual se les retiraron sus visas B1/B2 (las cuales se otorgan para turismo o negocios) se debe únicamente a una “medida administrativa” y que no existe ninguna acusación o investigación en su contra. O sea que los gringos abusivos se las quitaron nomás porque sí. Por eso, la muletilla de la violencia política de género en su contra que está blandiendo la gobernadora no pesa ni vale.
RODARÁN CABEZAS.- Como ya lo he señalado en varias ocasiones en este mismo espacio, la enemiga mortal de todos los políticos (sin importar sus siglas y colores) es la maldita realidad y, esa, de acuerdo a varios medios de comunicación estadounidenses, apunta a que en los próximos días se estarán dando a conocer más nombres de políticos mexicanos a los que les serán retiradas sus visas, por lo que varios personajes ya están comiéndose las uñas, entre ellos varios gobernadores actualmente en funciones como Alfonso Durazo (Sonora), Américo Villarreal (Tamaulipas), Rubén Rocha (Sinaloa) y también a ex mandatarios estatales como Cuauhtémoc Blanco (Morelos), Cuitláhuac García (Veracruz) y Carlos Merino (exgobernador interino de Tabasco). Y mientras son peras o son manzanas, el gobierno de Estados Unidos ya le respondió a México sobre esta situación: Los registros de visas son confidenciales según la ley estadounidense, por lo tanto, no podemos discutir sobre los detalles de cada visa. Y para agravar esta situación, al mismo tiempo los bancos Wells Fargo y Bank of America (dos de las instituciones bancarias más poderosas de la Unión Americana) dieron a conocer que cancelaban las cuentas que Marina del Pilar y Carlos Alberto tenían con ellos por presuntas sospechas de que el dinero depositado en ambas instituciones pudiera provenir de actividades ilícitas. Y aunque ya salieron las hordas morenistas y obradoristas a defenderla y a justificarla, lo publicado este martes por la periodista Adela Navarro Bello del semanario “Zeta” de Tijuana ratifica que Ávila Olmeda y su esposo sí están bajo investigación en los Estados Unidos.
PATÁN Y MENTIROSO.- Ante el peso de las evidencias y el buen trabajo periodístico de la experimentada Leticia Robles de la Rosa del periódico “Excélsior”, quien le balconeó sus malas mañas en su viaje a Estrasburgo, Francia, el cual realizó en marzo pasado, el senador morenista Gerardo Fernández Noroña reaccionó justo como lo que es en realidad: Un vulgar ordinario.
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