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El 11 de noviembre del 2014 publiqué en este espacio un texto al que titulé: “Unas preguntas para el procurador”, tenía como objetivo rebatir la tesis que, tres días antes, el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, había sostenido sobre los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Aquella vez comparé al funcionario, por su aspecto físico y voz microfónica, con el declamador y locutor, emblemático de la legendaria XEW, Manuel Bernal, que con el seudónimo de “El Tío Polito”, contaba cuentos en la radio para los que hoy somos de la selección sub-75.

El cuenta cuentos general de la República nos había narrado una bonita pieza de ficción para personas de lenta comprensión y periodistas de pronto cobro, titulada. “La verdad histórica”. Al terminar su relato se declaró cansado. Lógico, inventar lo que sea cansa, inventar pseudo verdades históricas, agota.

Según la fábula de don Polito Murillo, miembros del cártel Guerreros Unidos declararon que confundieron a los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, con integrantes de la banda enemiga “Los Rojos” por lo que los mataron e incineraron. A los occisos los aventaron a la barranca del tiradero de basura de Cocula donde hicieron un círculo con piedras y los acomodaron como leña –43 enormes troncos de 60 kilos. Uno de los delincuentes trajo diesel o gasolina –¿qué un perito no puede saber con exactitud qué clase de combustible se utilizó?– que vertieron sobre los cuerpos de los estudiantes confundidos con malandrines sin armas; para completar los materiales de la colosal hoguera utilizaron leña y llantas. Con estos elementos ardieron los cadáveres durante 14 o 15 horas hasta quedar calcinados.

Desde esta trinchera modesta pero resuelta, sostuve la idea de que la teoría del Tío Jesús no resistía el menor análisis lógico ya que está científicamente comprobado que para calcinar un cuerpo humano es necesario una temperatura, constante, de 1,100 grados centígrados. Enseguida elaboré una serie de preguntas con la esperanza de que cuando el Procurador estuviera descansado las contestara. Aquí las reproduzco: ¿Cuántos litros de combustible fueron necesarios para mantener esa temperatura durante ese tiempo? ¿En dónde quedaron los recipientes del combustible? ¿Cuántas llantas y, aproximadamente, cuántos kilos de leña se emplearon para la magna pira? ¿De dónde sacaron la leña? ¿Nadie percibió la enorme fogata ni el olor a carne humana? ¿A los estudiantes los quemaron con todo y relojes, celulares y otros objetos de valor? O, ¿les confiscaron las pocas cosas valiosas que pudieran traer? De ser así: ¿en dónde están éstas?.

Jamás mis preguntas fueron contestadas, al parecer Murillo Karam no logró recuperarse del cansancio, razón por la cual el 27 de febrero del 2015 renunció al cargo de Procurador General de la República. El titular de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón de Lucio, se hizo cargo de la investigación sobre los 43 estudiantes, hasta que en septiembre del 2016 fue despedido por la procuradora Arely Gómez, tras haber sido señalado de alterar evidencias del proceso.

En marzo del presente año un juez federal ordenó la aprehensión de Zerón, por su presunta responsabilidad en los delitos de desaparición forzada, tortura y contra la administración de justicia en el caso de Ayotzinapa; motivo por el cual huyó al extranjero. La Interpol emitió ficha roja para localizarlo con fines de detención a petición del gobierno mexicano.

A casi seis años de la enunciación de “la verdad histórica”, el actual Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, aclaró en una entrevista concedida a Patricia Dávila de la revista Proceso, “la de los jóvenes fue una desaparición forzada, pues en ella participaron elementos de instituciones de seguridad del Estado”. La declaración del fiscal a la reportera fue contundente: “Se acabó la verdad histórica”.

Pandemia

De seguir la curva sin aplanar, la confinación para prevenir el Covid-19 pronto será llamada cuareterna.