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Sembrar el miedo: es la estrategia en lo que el presidente amarra la reelección. El “quién es quién”, persecución a científicos y, ahora, la denuncia de la actual CNDH a la anterior, por haber investigado el Caso Iguala.

A siete años de la desaparición de los 43, la decisión de Estado es de un rencor ideológico cavernario: denunciar la prolija investigación de la CNDH que coincidió con el gobierno pasado, que consta de dos mil 500 fojas.

Es de un odio cegador: ya sin poder culpar al Ejército, como prometió en campaña, la narrativa de la 4T consiste en culpar a quienes investigaron el caso, y en liberar a los integrantes del crimen organizado acusados de perpetrarlos: liberó a 77 de 142.

Pero el resumen forense, científico y policial del Caso Iguala es inexorable: los 43 fueron secuestrados, asesinados y (varios) incinerados y arrojados al río San Juan, por el Cártel Guerreros Unidos, al señalarlos como miembros del Cártel Los Rojos.

Como sea, la CNDH actual acaba de denunciar “el seguimiento de la Recomendación 15VG/2018 y la revisión del procedimiento seguido en su integración”. El documento cuestionado hoy recomienda analizar 114 restos óseos, los cual este gobierno se niega a hacer.

¿Por qué se niega? Porque reconfirmaría la Verdad Histórica: que los 43 fueron secuestrados, asesinados y (varios) incinerados y arrojados al río San Juan, por el Cártel Guerreros Unidos, al señalarlos como miembros del Cártel Los Rojos.

Sin embargo, para negarlo no les importó liberar al llamado “Cepillo”, quien confesó que los 43 iban a Chilpancingo y el director de Ayotzinapa los desvió a Iguala para sabotear el acto en el que la esposa del alcalde anunciaría su candidatura a sucederlo.

Como jefe de sicarios del cártel Guerreros Unidos, “Cepillo” recibió a los normalistas en la Loma de los Coyotes, los llevó a Cocula, donde participó en el asesinato desaparición de los cuerpos, porque el cártel creía que eran miembros de sus rivales Los Rojos.

Todo está en la Recomendación 15 VG/ 2018 de la CNDH. Cientos de pruebas (y su confesión) condenaban al “Cepillo”, quien está libre porque confesó esposado y la playera sobre la cabeza. Y los autores de la Recomendación son perseguidos hoy. Los atemorizan.

Porque es estrategia de Estado en los sistemas populistas: meter el miedo en el cuerpo a todos, empezando por los críticos, siguiendo con quienes estuvieron en gobiernos anteriores y acabando con los neutrales: los neutrales no les sirven, porque son balanza.

Es irresistible volver al disidente cubano Norberto Fuentes: “El mensaje es rústico, elemental si se quiere, pero de una enorme efectividad. No se te ocurra un invento, porque te la cortamos. Mira el hacha”.

El hacha: cada mañana.