A la par del avance de la noticia de la renuncia de Gustavo Madero a la presidencia del PAN y el arribo de Ricardo Anaya como relevo, comenzó a correr también la versión que pedía estar alertas, porque se “deslizaría por ahí una grabación demoledora” de Anaya con Miguel Ángel Yunes, que iba a dejar … Continued
A la par del avance de la noticia de la renuncia de Gustavo Madero a la presidencia del PAN y el arribo de Ricardo Anaya como relevo, comenzó a correr también la versión que pedía estar alertas, porque se “deslizaría por ahí una grabación demoledora” de Anaya con Miguel Ángel Yunes, que iba a dejar muy mal parado al nuevo líder panista.
Según esto, la grabación (no se aclaraba si era audio o video) tendría que ver con hechos relacionados con Veracruz (no se aclaraba si eran cuestiones políticas, de negocios o personales).
Y tendría tal contundencia que el propio gobierno federal estaría operando a tope para evitar que se difundiera. ¿Pues qué se dicen Ricardo Anaya y Yunes como para despertar tanta preocupación?
Si existe y alguien está decidido a que se conozca, el material aparecerá en internet, las redes o algún medio, por más que el mismo Presidente de la República se empeñe en impedirlo. Es el signo de los tiempos: no se castiga con castigos, sino con el ridículo.
Y el ridículo, lo hemos visto desde 2004 (tomo como punto de partida el caso del Niño Verde), es despiadado, brutal, casi nadie lo sobrevive. Una vez que muerde a alguien, no lo suelta. Si quieres aniquilar a un adversario, a un enemigo, grábalo y exhíbelo. Es eficaz, barato y prácticamente no conlleva riesgo.
No me sorprende la degradación, el espionaje obsceno ni esa ilegalidad que busca los juicios sumarios y el linchamiento ipso facto. Lo increíble es la candidez de personajes públicos que, sabiendo que pueden ser grabados, hablan y actúan como si fueran invisibles. Indestructibles.
Suerte a Anaya y Yunes.