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Los expertos en tauromaquia saben que el primer tercio lo podemos entender como la forma de conocer o descubrir el temperamento del toro. También le llaman el “tercio de varas” o sea la primera fase de una corrida de toros.

En esta etapa entra el toro bravo al ruedo, el matador observa su comportamiento, sus embestidas y la bravura del mismo. En este primer tercio vamos a ver a los llamados picadores que buscan debilitar la fuerza del astado, es aquí en este tercio cuando se conoce realmente al animal si es bravo o manso, si es fuerte o blando, si es atento o distraído.

Si la fiesta brava la llevamos al terreno de la política mexicana, el primer tercio son los dos primeros años de un Gobierno, mismos que está cumpliendo el Presidente López  Obrador, un primer tercio donde el mandatario ha mostrado ser trabajador, cercano a la gente, sensible, muestra austeridad y honestidad.

Un primer tercio donde la encuesta que presenta sus números el presidente son buenos, pues le da un 71% de aprobación, mientras que otras como la que presenta el periódico Reforma le dan 61%, este porcentaje sigue siendo bueno, aunque no ha sido el mejor entre los últimos cinco presidentes, pues Salinas de Gortari y Calderon lo superaban.

Curiosamente en este primer tercio, la gente lo visualiza como un gobierno de avances pero con pocos resultados tangibles.

Dentro de los avances se puede mencionar el equilibrio fiscal y unas finanzas públicas sanas. Se reconoce el combate a la defraudación fiscal, pues como bien sabemos muchas de esas “empresas factureras” han desaparecido. También se reconoce la austeridad en el gasto público y a pesar de lo que se pueda decir, es de reconocer la estable relación con los Estados Unidos.

De los pocos resultados vemos la seguridad, que a pesar de ser un compromiso mayor, no se ha atendido y sigue desenfrenada la violencia en el país.

También se cuestiona la economía, la salud, la educación y hasta la misma corrupción. En los principales rubros no le va nada bien al Presidente López Obrador, ni a los mexicanos por supuesto,  entiendo qué él tiene otros números, pero los de este lado así se ven.

Hoy día los mexicanos no somos tan felices como lo supone el Presidente y su política de amor y paz, tenemos un bajo ánimo social, somos un país, angustiado, polarizado y con miedo al futuro inmediato, somos un país con poca confianza en las autoridades y temerosos de una pandemia que poco se sabe del combate a la misma.

Así qué en este “primer tercio” podemos ver que los mexicanos estamos observando y conociendo al presidente, conocemos sus embestidas, sabemos de su lado bravo, pero también su lado manso como puede ser el enfrentamiento directo hacia los grupos de la delincuencia organizada, me refiero al poco resultado que se vio en estos dos años o primer tercio.

Los mexicanos han identificado que el mandatario es atento para ofrecer 500 mañaneras, pero distraído para atender los principales problemas del país, se le considera trabajador pero con pocos resultados. Así el primer tercio, ya veremos qué sucede en lo que está por venir.

¿Qué sigue? De acuerdo a la fiesta brava viene el segundo tercio, es cuando los banderilleros entran en acción desangrando al toro, buscando que pierda aún más fuerza, aunque su bravura aumente.

El último y tercer tercio es la etapa más peligrosa para el matador y también la más esperada por el respetable, aquí es cuando se da la orden de matar al toro y es aquí donde el torero encara de frente al animal herido al cual le debe de enterrar la espada atravesando el corazón y matándolo de forma instantánea.

En efecto existen toros que se indultan, toros a los que se le perdona la vida, pero esos solo se ven cuando la faena es grande y cuando los pañuelos blancos salen a relucir para pedir el perdón al animal.

De ida 

No quiero ser pesimista, pero los contagios por COVID en México son alarmantes, tanto que hasta el mismísimo López Obrador presentó por fin, un decálogo de qué hacer o más bien qué no hacer.

Evitar acudir a fiestas decembrinas, hablo de la sana distancia, no realizar fiestas ni reuniones con familiares o amigos, además mencionó todo eso que sabemos hace 10 meses, cómo acudir a un hospital cuando tengamos algunos de los síntomas y algunos puntos más de los que se habla todos los días.

Lo que nunca mencionó fue uno de los puntos relevantes para cuidarnos, me refiero al cubrebocas, ni siquiera se acordó de él, en fin se vio y se sintió como una recomendación de algún asesor para que si algún día le reclaman la tenga como testigo.

El problema real es que estamos en una crisis y el tratamiento oficial es como si iniciara la pandemia, no cabe duda, vamos muchos meses detrás del mundo.

De vuelta

Cabe aclarar que el tema de cuidarse no estrictamente es de corte oficial, no, simplemente no, es una responsabilidad de los ciudadanos, de nosotros mismos, no concibo qué estando con el agua al cuello sigamos desatendiendo lo que ya sabemos.

Fiestas al por mayor, los centros comerciales a reventar, un tráfico que desquicia al más relajado y por si fuera poco un valemadrismo absoluto por la gran mayoría de los mexicanos, así no existe autoridad que pueda contra esta forma de ser.

Ni hablar, creo que se viene un confinamiento mayor para los días de Navidad, al parecer no quedara de otra.

Aserrín

Las ciudades de Hermosillo y de Agua Prieta están en RIESGO MÁXIMO, se cierran antros, bares, cantinas, boliches, centros nocturnos, lugares donde ponen tatuajes, cuidado de uñas, casinos, gimnasios, cines, peluquerías. En fin la capital sonorense está en serios problemas.

Lo extraño que parece que no pasa nada, nunca como ahora los centros comerciales a reventar y el tráfico una pesadilla. ¿Será que aún no entendemos lo que está sucediendo?

Victor Mendoza Lambert, director de Grupo Entre Todos.

Correo: [email protected]

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