Elecciones 2024
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En 18 meses de gobierno jamás ha realizado un viaje internacional. ¿Será por falta de avión? Andrés Manuel López Obrador, con su ausencia desairó la importante Cumbre del G-20 celebrada el año pasado en Osaka, Japón. También ha sido invitado a tomas de protesta de mandatarios de otros países a los que ha desdeñado. Inclusive, como si fuera presidente municipal de una aldea, no asistió a la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Tampoco ha acudido al Foro Económico de Davos, Suiza. Pero de pronto, decide visitar a nuestro vecino estadounidense que anda de capa caída en su campaña de reelección y lo único que desea es utilizar al visitante en su búsqueda del voto hispano.

(Diálogo en Palacio Nacional: Señor presidente, llegó una invitación para que asista a la celebración de los 100 años de la Organización Internacional del Trabajo. Mándales un regalo y diles que no puedo ir).

No sé qué Videgaray de petatiux haya aconsejado al presidente Andrés Manuel López Obrador que visite a Donald Trump o, más bien pienso, por las pruebas que tenemos que nuestro Primer Mandatario no se deja aconsejar por nadie que no esté de acuerdo con lo que él piensa, que la idea nació del propio tabasqueño.

No quiero dejar de hacerle una sugerencia al inquilino de Palacio Nacional, aunque me la batee –porcentaje de 300 con un pitcher a modo–, que haga una votación de las que acostumbra para que los ciudadanos mexicanos expresemos si queremos que el Jefe del Poder Ejecutivo de la nación vaya a la Casa Blanca o suspenda el viaje.

Recordemos antecedentes parecidos al lance que AMLO pretende: El “innombrable”, Carlos Salinas de Gortari, buen amigo de George Bush padre, con el que firmó el Tratado de Libre Comercio, y por el que apostó, de manera pública, su reelección, perdió ante el candidato demócrata. Bill Clinton fue electo presidente y, al no poder jalarle las orejas a Salinas, en represalia, le hizo enmiendas al TLCAN en materia laboral y ambiental, y retrasó su firma hasta noviembre de 1993, unas semanas antes de que éste entrara en vigor.

En agosto del 2017, por recomendación de Luis Videgaray, Enrique Peña Nieto recibió en Los Pinos, con honores de Jefe de Estado, al inefable Donald Trump, que solamente era candidato republicano a la presidencia del país del norte y que había fundamentado su campaña en la supremacía blanca y en el ataque a los migrantes, especialmente a los mexicanos a los que llamó asesinos y violadores. La visita a México sólo fue el preámbulo de un mitin celebrado ese mismo día en Phoenix, Arizona, donde el magnate arremetió contra los mexicanos y amenazó con la construcción del muro fronterizo.

Ahora, a unos cuantos meses de que se celebren las elecciones en Estados Unidos, cuando, al parecer, las cosas están color de hormiga para el presidente color naranja, éste se acuerda que López Obrador puso 20 mil soldados en la frontera para rechazar a los migrantes centroamericanos y lo invita a visitarlo en Washington con la aviesa intención de que le sirva de apoyo en su campaña de reelección en la que, por cierto, va 14 puntos debajo del demócrata Joe Biden, en las intenciones de voto. Como se ve, nuestro presidente tiene mucho que perder y nada que ganar puesto que la actitud de Trump hacia nuestro país no va a cambiar por la visita del presidente mexicano a la Casa Blanca. Lo mejor será que AMLO pretexte que, por recomendación del doctor López-Gatell, para no contagiarse de Covid-19 debe de quedarse en casa.

Con riesgo de que me califiquen de sicario mediático, termino con un epigrama, escrito con humor y con respeto:

Más allá de la frontera

Andrés Manuel no te salgas,

porque aquí nos pareciera

que vas a ceder las nalgas.