Elecciones 2024
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Va a estar interesante la sesión del lunes, le digo al senador Ernesto Cordero. Mediodía del viernes 12. Está comiendo en el delicioso restaurante Chapulín del Presidente Intercontinental con los dos grandes ganadores del PAN, el queretano Francisco Pancho Domínguez y el sudbajacaliforniano Carlos Mendoza Davis. Relajados, sonrientes. Como un trío de viejos amigos.

—¿Qué va a pasar el lunes?— me responde con el tono burlón del que prepara el contragolpe.

—La sesión de la comisión política del PAN— entro al juego.

—¡Ah! Esa es la comisión de Madero. Eso es endogámico. Ahí va a salir a justificar otra vez los pésimos resultados.

Pancho Domínguez y Mendoza Davis no le dieron cuerda. Tampoco le llevaron la contra. Y es que no parece haber mucho que agregar. Gustavo Madero, el presidente del PAN, trató de explicar los muy malos números del 7 de junio con interpretaciones y fórmulas que se mordían la cola. Cualquier explicación terminaba siendo claudicante, porque la del domingo 7 fue una derrota tremenda.

Madero tiene que defenderse, pero sabe que una encuesta interna le indicaba en Semana Santa que estaban empatados con el PRI en 29% de las intenciones de voto. Eran los días en que hablaba de la “maquinaria clientelar y corrupta del PRI, que ladra por nuestros avances claros en las preferencias electorales”.

Ganar para el PAN, afirmó, sería tener su mejor elección federal desde que obtuvo la Presidencia de la República en 2006, con 35% de los votos. La del domingo fue la peor: 21%. Madero calculaba una presencia de 180 a 190 diputados en San Lázaro. Tendrán menos que los 114 de hoy. El PAN peleó seis gubernaturas. Perdió cuatro: Colima (por una nariz, cierto), Michoacán, San Luis Potosí y Sonora. Qué decir de la de Nuevo León.

Pero, sobre todo, ganar era mostrarse como el gran contendiente para 2018. Hoy no lo es. Aunque él pueda proclamar que es el partido con más votos en ocho entidades, únicamente en cuatro supera a la coalición PRI-Verde: Guanajuato, Baja California, Baja California Sur y Querétaro.

Fue, también, la segunda elección federal de dos que pierde Madero. En esta no puede cargarle el fracaso a Felipe Calderón.

Ricardo Anaya le pidió ayer cerrar su ciclo con una crítica profunda y una actitud constructiva y de futuro. Madero podría hacer quedar mal a Cordero y anunciar hoy, no sólo que adelanta los tiempos para dejar la presidencia del PAN, sino que, como hombre institucional, comprende que su liderazgo caducó. Insistir en ser el coordinador de la próxima diputación será aferrarse a una posición de poder que los panistas no le entregaron en las urnas.

Es hora de hacerse a un lado. De convertirse en un legislador discreto y leal.

MÁS DE 140. Números finales: en su debut, Morena tuvo más votos que el PRD en 18 de las 32 entidades. ¿Globo inflado?

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