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La economía mexicana experimentó una desaceleración importante durante el recién concluido 2022.

Después de un crecimiento de 5.5% en el 2021, los especialistas esperan que el PIB en el 2022 cierre el año con un crecimiento de 3.0 por ciento.

Desafiando todos los riesgos a la baja e impulsado por un sector exportador beneficiado por el nearshoring y un consumo doméstico apoyado en las remesas, el crecimiento observado en el 2022 fue ligeramente superior a la expectativa de 2.8% que se tenía a principios del año pasado.

Sin embargo, aunque el rebote observado en el 2021 y 2022 fue mayor a lo esperado, el nivel del PIB en términos reales está todavía por debajo del que se tenía al cierre del 2018.

Aunque la economía mexicana fue más resistente de lo esperado a los vaivenes de la economía global en el 2022, el panorama para el 2023 luce más complicado.

Por un lado, la economía global podría crecer a su tasa más baja en casi 15 años (excluyendo el año de la pandemia) mientras que Estados Unidos –nuestro principal socio comercial– enfrenta una profunda desaceleración que amenaza con convertirse en recesión.

El consenso de especialistas espera un crecimiento para la economía mexicana de 0.9% de acuerdo a la Encuesta Citibanamex de Expectativas publicada el pasado 5 de enero.

Aunque el promedio de expectativas de los 30 encuestados es 0.9%, hay dos especialistas que esperan una contracción de 0.5% (Bank of America y Bursamétrica), mientras que los pronósticos más altos se ubican entre 1.4% y 1.6% (incluyendo a Barclays, Citibanamex, Morgan Stanley y J.P. Morgan).

Además de la incertidumbre en el crecimiento global y de nuestro principal socio comercial, México enfrenta un panorama doméstico incierto con un menor margen de maniobra en las finanzas públicas, altas tasas de interés, presiones inflacionarias y un entorno político polarizado.

En el caso de las finanzas públicas, el incremento en las tasas de interés de referencia ha puesto presión al balance público. Aunque el marco macroeconómico incluido en los Criterios Generales de Política Económica con el que se elaboró la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos considera un crecimiento del PIB de 3.0%, la realidad es que la SHCP solamente espera un crecimiento de 0.8% en los ingresos presupuestales.

A pesar de este prudente estimado de crecimiento en los ingresos, es posible que la desaceleración económica contribuya a un crecimiento menor al esperado en los ingresos, lo cual podría llevar a un recorte de inversión y gasto público que incidiría de manera negativa en el crecimiento.

Aunque la tasa objetivo de interés subió de 5.50 a 10.5% durante el 2022, la inflación cerró el año en 7.82% y la subyacente en 8.35% –muy por arriba de los estimados de inicio de año de 4 por ciento.

Para el 2023, el mercado está esperando que la inflación general y subyacente disminuyan a 5% mientras que la tasa de interés objetivo que fija Banxico terminaría el año en un nivel similar al actual de 10.5% –aunque dicha tasa podría tocar un máximo entre 11.0 y 11.25% en el primer trimestre del año.

Aunque la economía de Estados Unidos podría tener una desaceleración menor a lo esperado, la ausencia de otros motores de crecimiento internos y el desplome en la inversión pública (excluyendo los proyectos insignia de este gobierno) y privada de los últimos años, pintan un panorama complicado para el 2023.