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El rasgo más visible de la debilidad de los gobiernos del Triángulo Norte centroamericano, El Salvador, Guatemala y Honduras, es el aumento de la violencia y la impunidad del crimen.

Lo característico de ambos fenómenos en esos países es que hacen dramáticamente difícil la vida diaria y casi imposible el desarrollo de los pequeños y los medianos negocios que dan vida y opciones a la economía popular.

La dificultad de la vida diaria es uno de los grandes motores de la migración en el Triángulo Norte. Según una encuesta de la Universidad Centroamericana, 63.8 por ciento de los salvadoreños quisiera dejar su país. Una encuesta equivalente de la Red Jesuita en Honduras arrojó la cifra de 42% de hondureños deseosos de migrar.

El efecto que el crimen tiene sobre la vida y la economía de las personas apenas puede exagerarse: destruye, roba o extorsiona todo lo que está fuera del circuito de grandes negocios, cuyas empresas cuentan con sus propias redes de seguridad privada y cuyos dueños viven amurallados en fraccionamientos de lujo, separados de la inseguridad de sus ciudades.

Lo demás es tierra de nadie donde medra una delincuencia particularmente onerosa para la microeconomía.

Escribe Joaquín Villalobos en el sobrecogedor ensayo que he venido glosando en este espacio:“Sólo en los años 2016 y 2017 en Tegucigalpa, Honduras, se cerraron mil 500 pequeñas tiendas que representan el 30% de estos negocios en la capital. Las pequeñas empresas en Honduras generan entre 60% y 70% del empleo y se estima que pagan 200 millones de dólares anuales en extorsiones. En El Salvador, 72% de las pequeñas empresas es víctima de extorsiones y éstas reportan pérdidas diarias de 20 millones de dólares; centenares de trabajadores del sector transporte público han sido asesinados, además de ser un sector que ha venido sufriendo de la extorsión por más de 15 años. En Guatemala las extorsiones han aumentado en un 72% en los últimos cuatro años y las pequeñas empresas representan 85% del empleo” (Los muros del Triángulo Norte”, https://www.nexos.com.mx/?p=43589).

Vistas las condiciones del Triángulo Norte, solo podemos concluir que la migración centroamericana estará con nosotros mucho tiempo.

En realidad, ya es parte de nosotros.