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Con ese título: “No más parches”, Santiago Levy ha vuelto a plantear, ahora en un puñado de palabras, (Nexos, julio 2020, www.nexos.com.mx/?p=48609), la propuesta de cambio institucional que más podría servir al propósito del actual gobierno de crear un verdadero estado de bienestar.

Levy nos recuerda que el desempeño económico de México entre 1995 y 2018 fue mediocre y estaba condenado a seguirlo siendo, no por falta de inversión, sino por un diseño institucional torcido que “gravó al sector productivo de la economía y subsidió al improductivo”, impidiendo un crecimiento adecuado de la productividad y de la protección social.

A partir de 2021, dice Levy, “el devenir económico dependerá de Estados Unidos y de las políticas públicas que adoptemos en los próximos meses. Pero aun si Estados Unidos se recupera rápidamente y aun si revertimos la caída en la inversión, al concluir este gobierno el ingreso per cápita será menor que al inicio. La razón es sencilla: un crecimiento del PIB de 2 por ciento, resultado solo del aumento de la población económicamente activa y de la inversión, sin ninguna contribución de la productividad, es insuficiente para que en 2024 el ingreso per cápita iguale al de 2018”.

La emergencia, prevé Levy, dará lugar a muchos proyectos de reforma fiscal y de distribución de las rentas públicas. Pero la productividad y la protección social no mejorarán si no se rediseña el esquizofrénico estado de bienestar que tenemos, que atiende como universos separados a la economía formal, a la informal y a los pobres.

“Requerimos de un estado de bienestar universalista”, dice Levy; asegurarnos de que “el objetivo central de la próxima reforma fiscal sea ese estado, y rechazar todas las propuestas de reformas que no contribuyan decididamente a construirlo. Ya no más parches”

.La crisis es grande y abre una oportunidad grande. El dilema es hacer “más de lo que hemos hecho desde hace 25 años”, o intentar un “rediseño profundo de nuestro estado de bienestar. Si es lo segundo, debemos de hablar de productividad y protección social al mismo tiempo, y luego actuar en consecuencia. Sería lo único bueno que pudiéramos obtener de esta tragedia”.