Tal vez el mandatario en este momento esté pensando que no es lo mismo ser opositor que presidente
Hace algunos meses me propusieron dar un curso de capacitación a un grupo de reporteros. De manera inocente, digo inocente por hacerme un favor, porque el calificativo correcto debe ser &%$(, pensé que era como dar una serie de conferencias, en lo que tengo algo de experiencia, pero no hay nada más alejado de la realidad. Para dar un curso de capacitación hay que cumplir con una serie de estándares e incluso la Secretaría de Educación Pública tiene que extender un certificado. Luego de ver el montón de requisitos pensé: No es lo mismo ser borracho que cantinero.
Dicho de otra manera, no es lo mismo ir a platicar mis experiencias profesionales a un grupo de colegas, que convertir ese bagaje en conocimiento que sirva a otros para mejorar en su trabajo.
Les cuento lo anterior porque creo que esa frase se le puede aplicar al presidente López Obrador. Tal vez el mandatario en este momento esté pensando que no es lo mismo ser opositor que presidente.
Durante años el presidente fue asiduo asistente al bar llamado POLÍTICA MEXICANA. En este tiempo criticó constantemente los “tragos” que preparaba el cantinero (presidente en turno). Debo decir que en ocasiones tenía razón con los cuestionamientos. Aunque el presidente, al igual que yo, pensaba que con sus ideas podía pasar a ser el cantinero y hacerlo mejor que sus antecesores. ¡Qué iluso!
Pero dejemos a un lado el sentido figurado. El presidente López Obrador pensó que gobernar era aplicar su sistema ideológico y se equivocó. Nada más vea su legado.
Para gobernar un país se requiere un plan maestro que se debe adaptar de acuerdo a las circunstancias; se requiere dialogar con todos los sectores de la sociedad, incluso con quienes no piensan igual que uno, porque quien llega al gobierno de un país deja de ser miembro de una corriente ideológica para convertirse en el protector de toda una nación.
En su administración el presidente López Obrador se encerró en su Palacio, gobernó con sus ideas y para su feligresía. Aplicó sus creencias a rajatabla, lo que lo llevó a fallar en muchas de las promesas que hizo. No acabó con la corrupción, no acabó con la inseguridad, no mejoró la economía, no respetó la autonomía de los otros poderes y no consiguió crear un sistema de salud que atendiera de manera satisfactoria a todos los mexicanos, por citar algunas de sus fallas.
Mucha suerte a la ya casi presidenta electa Claudia Sheinbaum, porque no va a llegar a poner el segundo piso a la 4T, va a tener que construirla.
EN EL TINTERO
-La situación en Venezuela cae ya en lo demencial. El portal estadounidense de noticias uhnplus.com reportó que “el régimen de Nicolás Maduro está despidiendo a los empleados públicos por expresar cualquier mínimo apoyo hacia y la oposición y que en varias empresas los están OBLIGANDO a desinstalar WhatsApp y pasar a la china WeChat”.
-En menudo lío se metió Claudia Sheinbaum por la invitación a Vladimir Putin a su toma de posesión. Para salir del paso dijo que la invitación se envió a todos los países con los que México tiene relaciones diplomáticas, por lo que podemos deducir que también se envió a Nicolás Maduro y Daniel Ortega, dos impresentables. ¡Menudo lío!
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