Elecciones 2024
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Llegan buenas noticias desde donde se escribió el librito con que triunfa el populismo en las urnas de Latinoamérica desde 1998: Después de 117 años, en Cuba será permitida otra vez la propiedad privada. Ya asentado constitucionalmente, la gente podrá vender o heredar su casa.

No es algo menor: el concepto de propiedad privada estuvo plasmado en Cuba desde la Constitución liberal-democrática, del 21 de febrero de 1901, y ampliado después en la de 1940, que resultó ser la primera Carta Magna socialdemócrata de América Latina.

De hecho, fueron fundamentales en aquella Constitución de hace 78 años la concepción de la función social de la propiedad privada, el respeto a la libertad individual y el cuidado de los derechos sociales: primera de la región en aceptar el voto de la mujer, jornada laboral de 8 horas y el salario mínimo.

Además, para evitar fraudes electorales (porque hasta 1947 hubo elecciones libres en Cuba), la Constitución de 1940 estableció tarjetas para votar con fotografía y huellas dactilares: lo que aquí se consiguió sólo… hasta 1991, con la primera emisión de la credencial para votar del IFE creado en 1990.

Porque antes de la aprobación, aquí, del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y la Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores, la mica se llamaba Comprobante de Inscripción y contenía datos generales sin prácticamente ningún candado de seguridad.

Como sea, la propiedad privada desapareció en Cuba con la Constitución comunista de 1976, que llegó para legalizar algo establecido desde la Ofensiva Revolucionaria de 1968, que desapareció los 55,636 changarros operados por una o dos personas, sobrevivientes de la época democrática.

Por lo tanto, son de reconocer los profundos avances de la nueva Constitución cubana, que además otorga derecho a casarse y a adoptar a personas del mismo sexo, y que sea creado un Consejo Nacional Electoral, aunque todavía no haya elecciones libres y exista un partido único.

¿Para qué recordar que los debates de la Constitución de 1940 fueron transmitidos por radio; mientras que la nueva Constitución fue elaborada a puertas cerradas por un grupo de trabajo, al mando absoluto del líder del Partido Comunista, el general Raúl Castro.

Es mejor elogiar avances como son la eliminación del vocablo “comunismo”, el periodo presidencial limitado a 5 años con opción a una sola reelección y que la edad máxima para poder ser postulado al cargo será de 60 años, en un país donde los principales dirigentes actuales rebasan los 85 años de edad.

“Propiedad privada”, “periodos presidenciales”… términos borrados por un gran error colectivo en 1959 y que empiezan a ser rescatados. Es el problema de los errores colectivos. Se cometen en un día.

Y cuesta 60 años corregirlos.