Minuto a Minuto

Ciencia y Tecnología Expertos de UNAM “observan” mediante tomografía con IA cámaras magmáticas del Popocatépetl
Dos de las tres cámaras magmáticas que resguardan al volcán Popocatépetl fueron "observadas" por investigadores de la UNAM
Nacional Migrantes en frontera norte y sur de México celebran Navidad en medio de la incertidumbre
El fenómeno incluye a migrantes que hace uno o dos años se encontraban en albergues y que hoy regresan tras ser deportadas desde EE.UU.
Ciencia y Tecnología Top 10 regalos tecnológicos para fin de año y reyes
Esta guía reúne regalos tech imperdibles que combinan innovación, diseño y experiencias premium
Nacional Captan a José Ramón López Beltrán saliendo de una tienda de lujo en Houston, Texas
José Ramón López Beltrán salía de una tienda Loro Piana en Houston, Texas, con varias bolsas de compras pertenecientes a la boutique
Nacional La Profeco llama a revisión a 5 mil 937 vehículos Mazda por defecto en indicador de combustible
La Profeco precisó que el llamado es para vehículos Mazda modelo CX70 año 2025 y modelo CX90 año 2024 y 2025

Una cosa esencial ha cambiado en Michoacán desde que empezó ahí, en 2007, la llamada guerra contra el narco del presidente Felipe Calderón.

Era gobernador entonces Lázaro Cárdenas Batel y había pedido ayuda a la Federación, sin éxito, durante el gobierno de Vicente Fox, porque las guerras del narco, en particular el asalto de Los Zetas sobre Michoacán, empezaba a ahogar al estado y al gobierno local.

Las circunstancias ayudaron a Cárdenas Batel cuando fue el turno de pedir la intervención federal al presidente Calderón a finales de 2006 y principios de 2007.

Para empezar, Calderón era michoacano de casta, y ya había visto la violencia crecer en su estado. Pero la barbarie de Los Zetas produjo la siniestra ejecución de un grupo de sicarios enemigos, cuyas cabezas cortadas fueron tiradas a un bar de no recuerdo qué ciudad.

La noticia electrizó al país, desde luego a Michoacán, al gobernador Cárdenas Batel y al nuevo presidente michoacano, Felipe Calderón, quien reaccionó de inmediato para tratar de poner un freno a la espiral de ejecuciones en su tierra.

Su decisión de intervenir Michoacán con el Ejército fue inmediata y tuvo una efectividad inmediata también, pero pasajera. En cuanto las fuerzas “de ocupación” desocuparon los territorios, los antiguos dueños volvieron. Entonces, como ahora, las policías del estado eran incapaces de frenar a las bandas, cedían de hecho a la lógica de plata o plomo.

Lo que estaba claro en 2006 y 2007, sin embargo, es que el gobernador Cárdenas Batel no era cómplice del narco, sino un gobernador desesperado por su avance en el estado. El gobernador era enemigo del crimen que asolaba su estado, pero era incapaz de someterlo.

La diferencia hoy es que partimos de la certidumbre contraria. No tenemos certeza ninguna de que el gobernador Ramírez Bedolla sea también enemigo del crimen, ni de que la ayuda federal vaya efectivamente a las manos de un aliado contra el crimen.

Indicios y evidencias de todo tipo apuntan más bien a que el actual gobernador de Michoacán llegó al poder en la elección de 2021, ayudado a punta de pistola por el crimen organizado, y se mantiene en el gobierno como aliado, al menos de quienes lo llevaron a la gubernatura.